Sonrisa de disfraz
Háblame de esperanza, háblame de una luz
Quiero ver las gotas que mojen mi cabeza
Y a ti sonriendo en un baile
Dame la esperanza que necesito
Yo camino esperanzado en que esto pasara
Son malos momentos los que vivo
Tú ves mi ánimo y te animas
Espero ver pronto lo que tanto pido a gritos
Gritos que no salen de mi garganta
Gritos silentes
La impotencia ya no aguanta
Y se esponja en mi interior
Mi sonrisa de disfraz
Mi dolor que no comparto
Todos los días en mí duerme
Las ganas de oírte hablar de fe
Qué (Rock)
sentado frente a un televisor
creyendo que la vida
no nos ametralla con las horas
y somos indemnes
porque las imágenes
vuelan tan rápido
como el tiempo?
¿Qué clase de vida es esa
sentado ahí
contemplando la muerte
frente a un espejo?
Enamórate del mundo
pon un poema en tus labios
y ofrece tu mano
no te quedes ahí
cruza el puente
sé tú mismo
ama
vive
Miguel Angel Asturias y su arte de novelar
Una presentación breve de Miguel Ángel Asturias se resume en las siguientes líneas: Nació el 19 de octubre de 1899 en ciudad de Guatemala y falleció en Madrid, España, el 9 de junio de 1974. Hijo de la maestra María Rosales y del abogado Ernesto Asturias. Fue poeta, cuentista, novelista, dramaturgo, ensayista y conferencista. Desempeñó cargos como Político y Diplomático (Agregado Cultural en México, 1945- 47; Ministro Consejero en Argentina; Ministro Consejero en París; Embajador en El Salvador). Ministro de Educación en Guatemala. Estudió medicina y se cambió para derecho, obtuvo el título en 1922. Doctorado en filosofía, 1932. En 1923 viaja a Europa. Funda la “Asociación de estudiantes latinoamericanos”. En 1933 regresa a Guatemala, publica varios poemas y realiza el programa radial “Diario del Aire”, donde combate la dictadura. En 1949 muere su padre y ese año se casa y tiene dos hijos. Viaja por América, Africa, China y Europa. En su haber literario se hizo merecedor de muchas distinciones, entre las que resaltan: Premio “Sylla Monsegur” de Novela extrajera, Francia 1931, con Leyendas de Guatemala. Premio de Novela extranjera, Francia 1952, con Señor Presidente. Premio Lenin de la Paz, 1966. Premio Nobel de Literatura, 1967. “Honoris causa, Universidad de Venecia, 1972. Homenaje póstumo, Biblioteca Nacional, París. 09 de julio 1974.
Sin duda, este escritor latinoamericano logró desarrollar una abundante y significativa obra literaria, pues además de haberse formado con una amplia cultura, cultivó acertadamente varios géneros literarios. ¿Cómo llegó a convertirse en destacado representante del modelo fantástico, o mejor del realismo mágico en Hispanoamérica?
Una de las respuestas, se explica de esta manera: Las corrientes artísticas y literarias que encarnaban tendencias vanguardistas como el cubismo francés, el ultraísmo español y el subrrealismo, llegan al continente hispano en los primeros 20 años del siglo XX. Estos movimientos dan origen al modo narrativo hispanoamericano conocido como el realismo mágico_ que a decir de Arturo Uslar Pietri_ considera al hombre como un misterio en medio de los datos realistas. Tres escritores serían los precursores- y a la vez- los máximos representantes del realismo mágico en nuestra América: Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier y Arturo Uslar Pietri. Después andarían por ese camino y dejarían sus huellas perennes: Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Gabriel García Márquez, por mencionar otra trilogía de maestros.
Un hecho político, común a sus países nativos, produjo el encuentro y reunión de estos precursores, que se convertirían en los propulsores de una literatura con sentido latinoamericano y reivindicadora de una estructura única, mágica y fantástica. Ese hecho fue, la existencia de las dictaduras que indujeron a los escritores a residenciarse en Francia.
Miguel Ángel Asturias, se cría durante la dictadura feroz de Manuel Estrada Contreras y en 1922 obtiene el título de Abogado, pero ante la represión del dictador José María Orellana, sus padres lo envían al exterior y llega a Inglaterra a principios de 1923. Meses después se radica en París.
Alejo Carpentier, nacido el 26 de diciembre de 1904 en La Habana, Cuba, cursa Arquitectura en la Universidad de La Habana, pero no los concluye. En 1923 Alejo ingresa al Grupo Minorista y en 1927 firma un Manifiesto emitido por ese grupo contra la dictadura de Gerardo Machado. Es encarcelado, sale bajo fianza y en marzo de 1928 se escapa de la isla y llega París.
Arturo Uslar Pietri, nacido en Caracas el 16 de mayo de 1906. En 1928 fue miembro relevante en la explosión de vanguardia y la revista Válvula. En febrero ocurren los sucesos políticos de la “Semana del estudiante”, contra Juan Vicente Gómez. Uslar publica su libro Barrabás y otros relatos. En 1929 obtiene el título de abogado y con un cargo de representación Diplomática que lo aleja de la patria viaja a París.
Así pues, este exilio reúne a estos escritores, quienes junto a otros latinoamericanos conforman tertulias, largas tertulias de política y literatura. En resumen, Domingo Miliani afirma de los tres que “…juntos leen y discuten las obras que están escribiendo. Comparten la intención de cambiar los códigos de la narración hispanoamericana, sustentada aún con las orfebrerías modernistas y el regionalismo pintoresco”. En tanto, Uslar evoca ese tiempo de tertulias con estas palabras:
“La noche se poblaba de súbitas e incongruentes evocaciones. Con frecuencia hablábamos del habla. Una palabra nos llevaba a otra. De “almendra” y el mundo árabe, al “güegüeche” centroamericano, o a las aliteraciones y contracciones para fabricar frases de ensalmo y adivinanza que nos metieran más en el misterio de las significaciones”….
Y lograron su propósito, cada uno con su estilo y su visión de América, el Caribe y del mundo. Desde luego, los tres se prepararon largamente para ello. Asturias, guiado por el profesor Georges Raynaud, realiza la traducción al español del Popol Vuh, el libro sagrado de los Maya –quiché, que contiene la mejor- es decir más completa y compleja- cosmogonía de nuestro continente. También tradujo los Anales de Xabil, libro sagrado de los indios cachiqueles. Esto produjo su gran baño cultural que le permitió dar forma a las leyendas e historias que rebullan en su cabeza y su corazón: Leyendas de Guatemala (1930). Alejo Carpentier, quien dirigió sus pupilas hacia el Caribe, confiesa que por esos años parisienses, se dedicó a leer todo lo que podía sobre América y que tuvo la certeza de que su obra sería profundamente Americana. Y aparece su primera gran novela: ¡Ecué- Yamba- O! (1933). Y Arturo Uslar Pietri, además de admirar a Asturias y conocer las tendencias del surrealismo, entrega su primera novela que vuelve los ojos al alma nacional venezolana: Las Lanzas Coloradas (1931)
Este preámbulo es necesario para opinar en torno a Miguel Angel Asturias, un intelectual que desde la diplomacia y la política combatió las dictaduras y el imperialismo yanqui, y con acierto produjo una literatura con temática de su país y también revestida de universalidad. Estos dos hechos, en suma, valieron para que le otorgaran el Premio Nobel en 1967. Ahora bien, más desde el ángulo didáctico que estructural y temático, la novelística de Asturias se puede comprender desde tres vías principales: La mitológica, la realista- social y la histórica o política.
Lo mitológico
: La cosmogonía de América y particularmente de Guatemala, la capital de la cultura Maya, se destacan en sus novelas: Leyendas de Guatemala; Hombres de maíz; Mulata de tal; Maladrón (Epopeya de los Andes Verdes) y El Alhajadito.
El realismo social
: Es determinante en la llamada Trilogía bananera, que conforman: Viento fuerte; El Papa Verde y Los Ojos de los Enterrados. En resumen, tratan de la explotación del banano y el maltrato a los trabajadores por parte de las compañías norteamericanas.
El ámbito histórico
: Propiamente político de Guatemala – y por extensión de América_ es tratado de manera profusa, reflexiva y valiente en las novelas: Señor Presidente; Week-end en Guatemala y Viernes de Dolores. Señor Presidente, es la denuncia del dictador Manuel Estrada Cabrera, entre 1898 y 1920. Week- end, relata la caída de Jacobo Arbenz en 1954 y el ascenso del coronel Carlos Castillo Armas con la ayuda de la United Fruitt Company. Igual intromisión yanqui se produjo en 1931 cuando se impuso el dictador Jorge Ubico durante trece años. Y Viernes de Dolores, donde se denuncia el gobierno de José María Orellana, entre 1921 y 1925. El Viernes de Dolores, era una protesta política que se hizo en Guatemala en 1897 y 1898 durante la dictadura de Estrada. Luego se repitió la huelga en 1921 y 1922, donde tuvo participación Asturias, quien siendo estudiante universitario combatió al presidente José María Orellana.
Desde luego, hay que entender que toda la novelística de Miguel Angel Asturias está unida por un eje transversal de narrativa fantástica. Hay una unidad entre novela y novela: Presentación o descripción del ambiente geográfico y psicológico donde se desarrollan los conflictos. Esto se observa en Leyendas de Guatemala: Guatemala y sus ciudades enterradas. Señor Presidente: En el Portal del Señor, la catedral y la Plaza de Armas. Viernes de Dolores: El cementerio. Maladrón: Los Andes Verdes, con sus los lagos verdes y sus montañas verdes.
Pero además, el modo fantástico exige a su vez, una estructura renovadora que Asturias elabora con este basamento: Lenguaje especial. Drama. Poesía y Cromatismo.
El lenguaje:
Es determinante para expresar todo el cúmulo de leyendas, mitos, cosmogonías y hechos políticos reales que aparecen las novelas. Para ser renovador, era necesario un lenguaje distinto al español tradicional, que diera fuerza a la narrativa. Por eso, recurre, al acopio verbal del indígena y al quebrantamiento del español tradicional y aplica la “ortografía arbitraria”, que le permite, además de inventar palabras, insertar las aliteraciones, reiteraciones, onomatopeyas, paralelismos y acotaciones que caracterizan su obra. Con estos recursos logra trastocar la ortografía y la semántica. De su renovación lingüística en la narrativa, Uslar Pietri dice que Asturias “Inventaba palabras o las descubría, o parecía inventarlas al darle nuevos e inesperados sentidos”.
El Drama
: Es la forma que permite acentuar la acción y la animación de los personajes, que provienen de dioses, brujos, seres, animales y cosas. Papel importante juega el uso de la Máscara, lo que permite a los personajes, (hombres y dioses) actuar en desdoblamiento y decir lo que tienen que decir. Una narración lineal no daría el mismo efecto de acción y conflicto.
La poética
: Necesaria para alejarse del discurso simple y realista, es lo que permite afianzar el valor cultural tanto de la tradición hispana como de la cultura Maya- quiché, superior en varios aspectos a la europea. La poética, pues, es vehículo expedito para expresar el valor, la imagen y el símbolo de las leyendas y cosmogonías. Además de esta poética como modelo lingüístico hay que notar la inserción del poema como género, que abunda en la obra Asturiana.
El cromatismo
: Aspecto narrativo que permite elaborar los “cuadros” donde se refleja el modo de vida y la percepción del indígena en: el vestido, el ambiente, cielo, montaña y lagos. El color, puro y brillante, es una característica enraizada en la psiquis del indígena que contrasta con la palidez del europeo: Roja sangre humana; verde sangre vegetal; Verde absoluto y amarillo refulgente es el maíz, símbolo de la riqueza. Los Andes Verdes, siempre verdes. Verdes los lagos. De colores puros y vistosos se cubrían los brujos, doncellas y dioses. No por otra razón, el bellísimo Quetzal (en mejicano) Kukul (en quiché) es el ave “protector” y símbolo de Guatemala. Y no menos importante para la retina del indígena son los destellos del guacamayo y el colibrí.
Hallazgo de Luís Alberto crespo
Si nos atenemos a lo que afirmara Hemingway durante una entrevista memorable, la célebre novela que lo condujo a la obtención del premio Nóbel fue escrita ciñéndose a su teoría del témpano de hielo. Según esta, por cada parte que observamos sobre la superficie, el iceberg conserva siete porciones semejantes bajo el agua. Así, El viejo y el mar, que con la incorporación de personajes y conflictos inherentes a la azarosa vida de los pescadores de Cojímar pudo exhibir perfectamente un cuerpo mucho más voluminoso, se ofreció a la curiosidad de sus lectores engalanada con una delgadez que apenas rebasa el centenar de páginas.
A un presupuesto similar o, por lo menos, bastante cercano al anterior, podría circunscribirse la poética de Luis Alberto Crespo. Diríase que tal como racionan los beduinos el sorbo que les permite atravesar la desolada inmensidad de los desiertos, preservándose con ello de una posible muerte por deshidratación, economiza el poeta caroreño los hilos con que ha venido urdiendo la limpieza de su obra. Recientemente, bajo el sello de Monte Ávila Editores Latinoamericana, ha comenzado a circular una nueva selección de las criaturas pergeñadas por la pericia de este reconocido cincelador de oscuras claridades.
En lugar del resplandor se nos revela como un vívido muestrario de quince libros de poesía publicados por el autor a lo largo de tres fructuosas décadas. Y ya desde el cuaderno germinal (Si el verano es dilatado, 1968) nos sorprendemos escuchando la voz irreprimible de una infancia que, transmutada en imágenes, descubre un senderillo hacia los territorios de la eternidad patentizando su permanencia en la memoria del adulto aparentemente decidido a perpetuarla en versos.
Si bien en la obra de Vallejo no es difícil deleitarse con textos donde el sujeto lírico es un niño, en el ya citado y en los dos libros subsiguientes de Luis Alberto Crespo, nos resulta prácticamente imposible la lectura de un poema que admita evidenciar en ellos la supresión del hablante infantil. De manera que, a mi juicio, parece innegable la existencia de vasos comunicantes entre ambos creadores. Ese temor ante un probable enfrentamiento con lo ignoto, esa angustia implicitada en el discurso del infante que nos golpea en Trilce III, es casi la misma zozobra del niño que nos habla desde alguno de los poemas del álbum aludido:
Volvía de la cama como de un entierro,
me escupían, me encaramaron en las cañabravas…
(……………………………………)
Dijeron que iban a salir,
que iban a hundirme en el patio como un clavo,
y comenzaría a sudar, a sudar…
( de Espantos)
Demostrar que esta concomitancia de aires sea fortuita, o que el segundo haya incorporado, previamente decantadas por el aprendizaje reverente, ciertas resonancias del primero al diapasón de su trabajo, es algo que, sin duda, sería merecedor de un estudio más amplio y acucioso.
En la antología que intento apostillar, se hace ostensible una extraordinaria fidelidad del orfebre a la procedencia de los elementos destinados a elaborar sus joyas. Si existe algún leitmotiv en esta obra, es la sublimación del escenario afín a los primeros años del poeta. Pero de ello, y de sus conexiones con otros maestros de la poesía venezolana, me permitiré hablar más adelante.
Por el momento, y para no dejarnos vulnerar por el imperio del desorden, continúo diciendo que a raíz de su cuarto libro (Rayas de lagartija, 1974) comienzan a notarse ligeros cambios en la poesía de Luis Alberto Crespo. Sin embargo, estas mutaciones no son localizables en el universo de vivencias con el cual – y al parecer de modo definitivo – ha determinado emparentarse, sino en la estructura, en la tipografía del poema como entidad independiente. A partir del susodicho cuaderno se manifiesta una reducción en el volumen de los textos, y se disminuye paulatinamente el uso de la conjunción copulativa para privilegiar el incremento de las yuxtaposiciones y de los espacios en blanco; después, aunque más tarde se regrese a ella, el poeta prescinde de la puntuación e, incluso, en uno de los poemarios decide utilizar mayúscula inicial en todos los versos:
Afuera
Ninguna casa es para vivir
No hay otra pared
Que la grieta en el cuerpo
Lo borrado
Me quita la voz de la boca
Mi casa nunca se alza
Nunca es por dentro
Mi casa es la espina continua
Que me roza
(de Entreabierto)
Asimismo, a partir del libro mencionado se pierde un tanto la transparencia de las enunciaciones y el lenguaje, o mejor, la atmósfera que el artista nos entrega como síntesis de abstracciones creativas, tiende a hermetizarse y el poema, brevísimo, se acomoda en la página evocándonos una especie de arquilla desde la cual ascienden hacia el intelecto del lector, que aspira a interpretarlos, efluvios enigmáticos. Y para desentrañar esas emanaciones, más que a las palabras, ante los guiños de esta poesía es preciso atender a la elocuencia escandalosa del silencio:
Lo que decía
se me pierde en la subida
Estar es soledad pensada
Sin huella es pasar las curvas
Sin más es esta piedra en la mano
caída juntos
¿Comprendes?
Sin palabras es lo verdadero
(de Sentimentales)
Llevo cinco años en Venezuela entregado al ejercicio de una profesión que suele reclamarle tiempo a quien la practica y, en consecuencia, la relación de literatos del país cuya obra me ha sido dable conocer no supera los seis o siete nombres. A pesar de esto, no juzgo desacertado aseverar que con la poesía de Vicente Gerbasi, por una parte, y con la de Ramón Palomares por la otra, tiene la escritura de Luis Alberto Crespo incuestionables puntos de contacto. Si del autor de Mi padre, el inmigrante, asumió, previa tamización, algunas pinceladas que les confieren colorido y plasticidad a su quehacer, con el vate trujillano aprendió a convertir los caracteres del entorno primigenio y el vocabulario de sus pobladores en sustrato inseparable de su poética. Sin embargo, mientras en la órbita de los dos primeros es factible constatar el predominio de los poemas de largo aliento y, por lo mismo, paladear la fruta en toda su extensa y deliciosa esplendidez, el poeta larense calla la pulpa y nombra la semilla. De ahí que sus textos nos recuerden la respiración entrecortada de alguien que culmina exitosamente, luego de revitalizadoras detenciones, el fatigoso ascenso a la esquivez de una montaña:
Escribo
y cruzo
Una vuelta te regresa
y otra te ausenta
Lo que había en el fondo
la pendiente oculta
me es elevación
Sin altura: ir por sed toda la mañana
(de Solamente)
Aún cuando siempre ha sido viable la apoyatura de un artista en referentes clásicos para la concepción de una obra imperecedera – y pienso que aquí el autor más emblemático en este sentido sería José Antonio Ramos Sucre –, el lenguaje de Luis Alberto Crespo soslaya esos caminos y se nutre de vocablos con olor a monte y a terreno árido y resulta, en esencia, idéntico al que usan los habitantes de la ruralidad venezolana. A través de sus textos, aderezados con figuras de muy bien ganada belleza y altísimo vuelo literario (Cierro los ojos / Lo que se movía inmóvil en ellos / es verano), desfilan flora y fauna saturándose de tonos elegíacos y conmovedores y el caballo, como en Martí, es enaltecido al extremo de alcanzar categoría simbólica recurrente dentro de la compilación que ahora nos induce al gozo estético. En ella tórnase palpable la interiorización de la naturaleza y el culto a una sabiduría que, a pesar de su génesis local, entronca inexorablemente con el acervo universal y pareciera inmortalizarse con el elogio del poeta: <> / decía mi abuela. / Lo estoy leyendo en Parménides.
En Lado (1998), cuaderno que, recogido también de manera fragmentaria, concluye la presente antología, nos llama la atención un poema sui géneris, sobre todo por el hecho de que su amplitud excede las seis páginas. Si a ello le sumamos la utilización de locuciones empapadas por ciertas humedades citadinas, no es descartable la posibilidad de que, tal como se atreve a sugerirnos el suscriptor del prólogo, el ámbito rural de la poética de Luis Alberto Crespo se dispone a la invasión de los dominios de la urbanidad. No me arriesgo a especular en torno a tal hipótesis porque, haciéndole honor a la franqueza, ignoro lo escrito por este hijo de Carora con posterioridad a la fecha encerrada más arriba entre paréntesis. Permítaseme entonces concluir afirmando, ajeno a gratuidades y a ridículas lisonjas, que con su acercamiento al libro que nos ha ocupado, lúcido repertorio de lampos nacidos para expandirse en haces perdurables, se asomarán los buenos lectores a una de las voces más personales de la poesía escrita en Hispanoamérica durante los últimos decenios.
Arístides
El culturazo
También fue espontáneo, tampoco hubo capacidad de controlarlo, también fue masivo, tampoco dejó instituciones ni estructuras incólumes, también desbordó todos los canales, tampoco tuvo vanguardia, también operó por el efecto del contagio, tampoco ha dejado de producir efectos.
Nadie sabe quién comienza la avalancha por la cual el espectador se vuelve actor y deviene creador el aculturado. Dicen que la chispa se enciende por la periferia en las frases que los autobuseros inscriben en sus parabrisas y en la cotidiana música de los sonajeros de los recogelatas.
Entonces comienza el asalto de los bienes culturales hasta entonces acaparados por roscas, medios, camarillas. En pocas horas las chusmas destruyen las vitrinas de las certidumbres y los almacenes de las seguridades; cerro arriba corren llevando a cuestas artefactos de la línea gris: versos, silogismos, apotegmas.
Cultura informal, etapa superior de la economía informal. Ante la embestida de la creación bajan santamarías los buhoneros culturales, los concesionarios de la cultura rápida y de la literatura light. El dominó de los conceptos y las bolas criollas de la metafísica repiquetean sobre las autopistas de Bembanet, que sí sube cerro y brinca barranco.
Creación igual energía multiplicada por el cuadrado de la velocidad de lo intuitivo. Para liberar por siempre esta fuerza basta que la masa crítica rompa las cadenas de la ideología.
Dando saltos dialécticos las multitudes arrollan con pasos que son danza, música, rito. Nada resiste el maremare que suelda en culebra danzarina a millones de seres. Sobre las teclas de los cuerpos se interpretan las sonatas de las sensaciones, bailando unidas el guaguancó de las seis de la mañana, el batá de las siete, la comparsa de las ocho, el bolero de la medianoche.
Entre los desechos de la cultura florece una cultura del desecho. Solo se descartan ideologías y clases dominantes. Amanecen los ranchos escamados de gurrufíos musicales recortados de latas; grafiteros estampan hojas y flores en las superficies que usurpa el concreto; muralistas pintan sobre las vallas publicitarias semblanzas del paisaje que éstas tapan.
Coordinadas las lucecitas de casas y cerros inventan la ciudad luciérnaga, que a cada instante dibuja y borra formas, pensamientos, nebulosas chispeantes. Imponemos el uno por uno de metro reforestado por metro de concreto armado. Devueltos a la palmera auditórium, al samán habitable y al lecho de orquídeas, dejamos para jardines colgantes las pomposas necrópolis de los rascacielos.
En los cráteres de los cráneos revientan volcanes de ideas. Nada de acercarse al genio que calcina con la temperatura de su magma o de su magmadera de gallo.
Redescubrimos el Paraíso bajo la especie de la organización de mis antepasados kariñas, sin clases sociales, sin autoridades permanentes, sin trabajo alienado. Reaprendemos el camino de las olas, el flechado del pez, el tejido del chinchorro que codifica una metafísica del absoluto sobre la cual podemos flotar en reposo.
Reinventamos como Juan Feliz Sánchez el arte de ser productor gobernante sacerdote y creador de sí mismo. Reaprendemos a pintar danzando entre muñecas de saco y críticos de aserrín para ser incendiados por el sol que amanece en el lienzo.
Descartamos toda vestimenta salvo la decorativa. La única moda que no incomoda es la paisajística y parecemos jardines en marcha. Empapados en pintura fluorescente nuestros pasos tejen escrituras que narran, testimonian, fantasean. Revisamos la ecuación de Schrodinger y arrancamos de la mano de las Parcas las riendas del destino. Usamos cada cuerpo como computador analógico cuyas secreciones palpitaciones movimientos son modelos que resuelven las incógnitas del universo. Desarrollamos el bajoparlante que convierte todo estrépito artificial en silencio; el celular que comunica con nuestro subconsciente; el supertelescopio que posibilita ver lo que tenemos ante nuestras narices; el espejo que permite ver cómo somos verdaderamente.
Desaparece la Historia no porque muere sino porque comenzamos a vivirla. La primera y la segunda infancia se reencuentran en la Edad de Oro.
Podemos desde ahora ser varias personas diferentes y vivir tantas vidas como destinos inventemos. Podemos desde siempre saber que todas las vidas son una misma y uno sólo todos los instantes.
Cinematografía de nosotros mismos, en la pantalla del cuerpo proyectamos la película de la mirada. En la prisa por agotar los segundos creamos la novela relámpago, el film exhalación, la ópera centella. Aprendemos la gimnasia del vacío y la voltereta del vértigo. Mejor caída libre que ascensión en cadenas.
Acelerados en la orgía sígnica, dejamos de ser inteligibles e incluso perceptibles para quienes como nada piensan, piensan que no pasa nada.
Graznan cuervos subsidiados. El hampa queda reducida a no robar más que ideas, con lo cual quedan cesantes los plagiarios.
El general Aburrimiento intenta imponer el orden cubriendo de cadáveres exquisitos el camposanto de la mediocridad, que también es general.
El orden vuelve a reinar sobre la nada.
Debut Sexual
¿Cuál es la edad para la iniciación sexual en el ser humano? No hay acuerdo. Algunos recomiendan la iniciación temprana, sobre todo el hombre, a fin de prevenir futuras desviaciones. En nuestro entorno machista, los padres respiran aliviados una vez conocido que el vástago durmió con una fémina.
Muchos opinan que es preferible esperar un poco más de tiempo y conocimientos para evitar fallas erectivas y eyaculaciones precoces. Pero en común tienen las opiniones, en relación al varón, que no debe ser muy tardío el bautizo de nácar. En cambio con la hembra si es un rollo la cuestión del debut en clandestinidad. Expertos razonan que es asunto de madurez más que de edad y que, efectivamente, la mujer madura psicológica y fisiológicamente antes que el hombre, de allí la diferencia.
En estos días, un grupo de amanecidos discutían con pasión acerca del asunto. Unos decían: para mi a los 18. Otros juzgaban que a los 21. Un sabio y venerable anciano que observaba la conversación impertérrito expresó a mi lado en voz baja: esos si serán zoquetes, en mis tiempos no se hablaba de edad sino de peso, después de los 35 kilos ya estaban listas.
Beber la Escritura
Escritores ilustres y borrachos como una cuba hay muchos. Teofilo Tortolero era un gran poeta húmedo crucificado a la botella. Vivía en Nirgua, un pueblo que se llenaba de neblina metafórica y en sus últimos días, él que en su juventud daba el porte de galán telenovelero, andaba por el pueblo como un pordiosero: regordete, con la piel macerada por el ron y sin afeitar. Juan Carlos Onetti terminó convertido en una piltrafa en una habitación en España. Ludovico Silva escribió "In vino veritas" en un encierro alcohólico de varias semanas, por supuesto realizó muchas argucias para dejar la bebida, pero el vicio era mucho más fuerte e irresistible que los senos y brillosos muslos de la musa. Rubén Darío bebía demasiado y se iba de farra con un abstemio avinagrado, y hoy inleíble, como Vargas Vila. Umbral escribió: "El alcohol, pues, no es sino una simplificación del proceso, una abreviación, o él tramite necesario para que el proceso se ponga en marcha. En el güisqui hay más calorías que metáforas, pero las metáforas del güisqui siguen fascinándonos como imágenes doradas, quemadas en oro, líquidas y fluentes".
Con Francisco Arévalo he realizado periplos bohemios en burdeles nada poéticos. Ahora leo su último libro premiado, "Ebrio de Colmena". Claro, el título remite a un conocido burdel en Ciudad Guayana, donde las cervezas son frías y las mujeres calientes, como dice mi amigo de farra José Mariño (Matancero). Con el poeta José Pico también he bebido de lo lindo. Por supuesto que he realizado peregrinajes etílicos con Diana Gámez, Ana María Marín, Yudith Cedeño. Beber es siempre un encuentro cálido con el otro y con nuestros fantasmas más turbios e infelices.
Los poetas y escritores abstemios son plomos irremediables, un poco, como es la mayoría de los casos, su escritura. El poeta Villaverde, que bebe de manera moderada, me dijo que no hay necesidad de emborrachar a la musa para que la metáfora se ha legible/leíble.
He bebido y leído mucha literatura. He intentado de mantener sobria mi escritura. He tratado convertir la escritura en una juerga permanente, en algo placentero. Por ello canto los versos del poeta Arévalo: "Una moneda para rocola/un cigarrillo para consagrar/la muerte de la noche..."
El alcohol quema la rutina y los prejuicios. Nos deja desamparados y el que no es poeta, artista y cosa sucumbe sin dejar huella. No sin razón decía un mosquetero peliculero: "Desde el fondo de una botella la vida se ve mejor". Por lo pronto la escritura es mejor que un buen trago de ajenjo. Emborracharse de poesía en estos días neoliberales es lo más digno.
Como todos los fines de mes, Heriberto estaba haciendo la eterna fila bancaria para reclamar el paguito que, pese a que no se lo aumentaban desde que comenzó a trabajar de obrero, lo ayudaría a subsistir unos cuantos días más en esta gran ciudad.
-¡¡¡Heriberto!!!- Una voz familiar lo llamaba desde la salita de espera.
Era nada más que Julio Romero, un viejo compañero de clases del instituto en el que había estudiado y que, a diferencia de él, sí había continuado sus estudios superiores, en administración si su mente no fallaba.
Ahora la vergüenza se apoderaba de él, verlo así con esa camisa limpia, con esos zapatos relucientes, con esa chaqueta fina, lo reducían al papel de un pobre diablo. Cada paso de Julio hacia él era una punzada en su corazón, recordaba cuando se destacaba en la clase de matemáticas y en la de historia; que un día le pagó para que le hiciera un par de maquetas y que le metió 3 goles en un partido de fútbol que jugaron en la clase de deportes.
Otro paso más, Heriberto rezaba en silencio para que no le preguntara nada acerca de su vida, aunque ya sabía de antemano que la posibilidad de salvarse de ésta era casi nula. Sus manos comenzaron a sudar, su cara fingió una expresión de sorpresa.
-Hola Julito, ¡como has crecido!- exclamó Heriberto, como si el encuentro hubiera sido muy esperado.
-¡Hola Heri!, ¡tiempo sin verte!, ¿Cómo has estado? -Le dijo Julio mientras estrechaban las manos, sin duda él notó la humedad en su cuerpo.
-Más o menos- Respondió "Heri" incapaz de mentir.
-¿Y eso? ¿Qué hay de tu vida?- Preguntó Julio
"Heri" maldijo al cielo en el acto, las palabras que tanto había tratado de evitar estaban siendo moduladas frente a sus narices.
-Pues normal, me casé hace siete años con Madeleine... ya tenemos tres niños -Respondió Heriberto con la boca seca.
-¿Madeleine la del colegio? ¡Ja!, ¡Eso sí era de esperarse! -Dijo Julio con tonito cínico. A propósito, ¿en qué trabajas?
-De obrero -Respondió en voz baja Heri, sintiendo que el mundo se le venía encima.
¿Y vos en qué?, ¡No y todavía pregunto, que tonto he sido!
-En el grupo empresarial "HewSky"... -Respondió Julio tímidamente, como si sintiera lástima él.
-Uhhh -Un suspiro se le salió a Heri, no tenía la menor idea a qué se refería, pero para no demostrar su ignorancia lo felicitó con una palmadita en el hombro.
-¿Y qué vuelta estás haciendo? -Preguntó de nuevo la inquieta boca de Julio.
-Reclamando el paguito -Respondió agachando la cabeza, no quería hacerlo, pero no pudo evitarlo. Una lágrima estuvo a punto de correr por su mejilla.
-Mmm veo -Respondió Julio. Yo estoy aquí por cuestión de negocios, no es trabajo fácil. Ah mira, ya te van a atender.
En la cabina cinco, una señora gorda de uniforme rojo lo esperaba, y después de aproximadamente cuarenta y cinco minutos de tortura le otorgó el tan anhelado chequecito.
-¡Hasta luego Julio, un gusto verte! -Mintió Heri abriendo las pesadas puertas de cristal blindado. Una vez fuera del recinto caminó afanadamente hasta el mini-mercado mientras sentía cómo el cruel sol de mediodía le arrebataba de un sólo golpe el confort del aire acondicionado.
-¿"HewSky"?- ¡Jajaja pobre diablo!, espero volver a verte... Después de haber salvado su reputación, asesinado al guardia y robado todo el dinero posible, Julio tomó una motocicleta y se echó a la fuga.
Elisa
La evolución sexual, que inicia con la aparición del pene en los machos mamíferos y que ha sido totalmente innovada por las hembras homínidas hasta las novedades de las mujeres humanas, ha generado el establecimiento de pautas para la formación social.
Las mujeres homínidas iniciaron con el estro –deseo sexual cada mes más o menos- y se volvieron selectivas con su pareja. Esto era debido a que necesitaban a la mejor pareja para que –por medio de una caza adecuada-, mantuviera a ella y a la cría por el largo tiempo que dura la crianza. La mujer vuelve divertido el sexo con el estro y los machos han de demostrar su valor y su valía. En casos de hembras de chimpancés, quienes durante el estro suelen tener relaciones con muchos machos hasta que, al ir subiendo de escalafón, hacen descender su óvulo cuando están con el macho adecuado.
La pérdida de vello corporal es una propuesta diferente con respecto a las más aceptadas teorías. Las mujeres dejan al descubierto sus atractivos físicos y deja localizables las zonas erógenas más importantes.
El orgasmo femenino es una “invención” muy reciente que procura el regreso del macho de la caza. El macho desea regresar al lecho con su hembra para ser neutralizado luego de la cacería. Ayuda también la necesidad de continuidad de la especie.
Robert Ardrey, La evolución del hombre: la hipótesis del cazador
Cuando me preguntan por Elisa, tengo que señalarla, porque no puedo describirla con meros alientos. Ella es un sueño, un simple suspiro. Les digo allá, ¿puedes verla? Es ella, la que tiene abiertas las piernas. Luego la observan con los ojos perdidos en lo blanco de las paredes, al fondo de un cuadro aferrado al concreto con taquetes y tornillos. Así es, sólo puedo describirla como algo que está aquí pero no existe, ¿entiendes? No puede existir, pero tampoco se va. Está agarrada. Tienen que asentir cuando la observan, así, como ahora, masturbándose no por su placer, sino por el mío.
Pero que no malinterpreten, no es un animal. No es salvaje. Todo lo contrario.
Si me preguntan algo más, les cuento de los moteles. Entrábamos con ella escondida en la cajuela del coche. Era su idea. Cuando la abríamos ella ya estaba desnuda y atada, sabrá por qué artes, con las manos a la espalda. Elisa nos decía, vamos al Lunaescondida, pero guárdenme de una vez. Y allá íbamos carretera arriba, tres horas y media y medio tanque de gasolina. El trayecto incluía pedruscos y polvo, pero también algunos árboles. Es caliente por esos rumbos. Alimentaba el deseo porque la escuchábamos gemir y la imaginábamos deshaciendo los broches del sostén, bajándose las pantaletas. Luego sabíamos que se cubriría los ojos y haría ese acto de contorsionismo que no alcanzábamos a comprender cómo hacía: amarrarse las muñecas ella sola, a oscuras, en ese espacio tan pequeño. Primero se había atado los tobillos y se embutía en la boca un puñado de estopa. Sólo escuchábamos los gemidos.
Pudieron atraparnos más de una vez, en carretera. Conjeturábamos sobre las posibilidades de encontrar una redada antidrogas, o algo así. Si hubieran visto el sudor de nuestras caras, el nerviosismo exagerado, seguro nos piden que abriéramos la cajuela. Nunca pasó.
Le gustaba ese motel en particular porque las paredes y el techo eran puros espejos. Los cuartos se separaban por delgadas paredes de tablaroca. Así podían escuchar los vecinos. Tenían el servicio de videofilmaciones, o nos conseguían lo que fuera. Sólo había que marcar el nueve.
En ese entonces no era grotesca. Era modosa. No perjuraba en la cama, o donde fuera que nos pedía que la jodiéramos. Ahora ya no lo sé, ahora puede cambiar mucho de un día a otro. Siempre tiene un cuerpo distinto, otra voz, a veces es rubia, otras, prefiere los tacones. Entonces no era tan cambiante, aunque de vez en cuando nos pedía que llamáramos a alguna puta. Quería vernos coger con otra mujer, mientras se masturbaba o se ponía a leer indiferente.
A veces, de tanto estar amarrada o por los lazos que usaba, regresaba a la escuela con las muñecas encostradas. No las escondía. Al contrario, parecían enorgullecerle. La veían mal, o con envidia, porque seguro más de uno intuía su procedencia. Nosotros no tuvimos problemas nunca, porque nadie nos relacionaba con ella, era prudente. Jamás abría la boca si no era para gemir.
Ahora... Sí, ahora también. Pero ya no es lo mismo. Sigue produciendo esa excitación, aunque cada vez desparece más rápido. Tal vez por eso cambia tanto, para darme el gusto.
Comenzó cuando intentamos asfixiarla. Ya antes habíamos hecho algunas cosas, como violarla en un parque público, golpearla o penetrarla por ambos lados a la vez, entre otras cosas. Siempre, siempre eran idea de Elisa.
Esa sí es una pregunta recurrente. No le gustaban los juguetes, aunque parezca contradictorio. Mi mujer la penetraba con velas, con mangueras, con fruta, con lo que tuviéramos a la mano. Por lo regular era Elisa quien señalaba los objetos. Una vez fue con el tubo de la cortina del baño. Esa vez salió lastimada, pero no se quejó.
Por eso no es fácil describirla. La tengo que comparar con un coágulo a punto del derrame. Por eso los paso siempre hasta la recámara para que puedan verla hurgándose con la mano y embadurnándose cuanta cosa tenga cerca de ella. Lo hace por complacerme, sabe que me gusta. No lo hace todo el tiempo. Espera a que yo traiga alguien a verla para que comience su acto. Le gusta la exhibición, y a mi, pues, no me desagrada. Fue ella misma quién ató su pierna izquierda y la mano derecha. Se atornilló a la cama, pues.
Le gusta orinarse encima para que yo perciba su olor de hembra en celo. Se unta con su líquido y luego me ensucia la ropa. Una vez me lanzó un chorro de miados a la cara. Yo me volví loco. Pero todo está calculado, ella lo hace sólo cuando lo considera necesario.
En ocasiones se desvanece. Entro a la habitación y ya no puedo verla. De ahí que sea un suspiro. Luego salgo a la calle y pasa un tiempo antes de que la encuentre. Ah, pero siempre la encuentro. Ella se encarga de que así sea.
El día que tratamos de asfixiarla mi mujer creyó que estaba muerta. No me creyó cuando le dije que no era así, Elisa sólo trataba de excitarnos aún más. A mí me excitó en su pose de cadáver, fláccida primero y rígida después. Mi mujer nos abandonó luego de eso. No se quedó a comprobar lo que le decía.
Es desde entonces que a Elisa ya no le gusta ir a los moteles. Eso fue lo que cambió. Tal vez extraña tener a otra mujer entre su piernas. Aunque tampoco me ha pedido que busque prostitutas. Al menos no me ha pedido que lo haga delante de ella. También comenzó con las groserías. A veces maldice. Eso no me molesta, más bien sirve como catalizador.
Todavía hace ese juego de vez en cuando, pero ya descubrí que es cíclico. Como con la luna. Cada determinados días, un mes más o menos, representa su papel de muerta. No sé cómo lo hace, pero se vuelve fría, y pálida. Su cuerpo no reacciona a la penetración. Se deja llevar como hule seco. Eso me enloquece. Es cuando se desvanece y yo la vuelvo a encontrar. Para entonces ya realizó alguno de los cambios. Es más alta, más esbelta, ojos verdes, nunca lo sé. Sin embargo, jamás pierde ese aire de inocencia que yo sé muy bien es calculado, cuidado hasta el más mínimo detalle. Ella sabe cómo tratarme. Si insisten con las preguntas, yo insisto en que Elisa es un sueño. Es imposible su existencia, pero aquí se queda. No sé cómo lo hace. Como atornillada a mi alma. Es lo mismo que cuando se ata de manos sin ayuda. Me refiero a su edad. Por eso les digo que la vean. Esa imagen es verdadera. Tengo las películas y las fotografías para corroborarlo. No importa el tiempo que pase, los meses desde cuando íbamos a los moteles, los muchos cambios, ella siempre tiene once años, siempre, siempre.
Los niños
Beckett
tu perfil de águila
tus ojos rabiosos
auscultando los cielos
de la gris Irlanda
el otro lado del mar
las viejas luces de Dieppe
envuelto entre la niebla
igual el alma
golpea duro
tus oscuras palabras
divididas
contra la pared del cuarto
en el asilo
escenario del desconcierto
crujen los huesos de Eco
lirios secos en un jarro
espejea la soledad
cae una lluvia triste esperando a Godot.
Wafi Salih
Dios
Punto
que corta
Una recta
Alba
que divide
el día.
Soledad
Transita
por mi alma
contenida
un silencio
de nieve
Me imprime
un sabor
a inmensidad
la noche
como un relámpago
visible.
Mentira
Reptil
sobre
el pasto
Fértil
te reconoces
en el umbral
del signo
donde nada
acontece
Exilios
Fuera de mí
un infinito
desierto
hace morada
Me deja
con dimensión
de arco
en los largos
caminos de la noche.
Surrealismo Puro
en una plástica convulsiva
Un cisne corta los ojos
Un juego hace exquisitos
los cadáveres y el humor negro
No hay música
Bretón era un sordo y tu mamá también
El Automatismo psíquico puro
El ardid y las prácticas esotéricas
El Presidente está loco por su amor
El movimiento se hace universal
Los argentinos YO el Supremo
Los chilenos comen la mandrágora
Octavio Paz un invitado solitario
En las moradas se juntan los peruanos
con Vladimiro Montesinos en el Vladivideo festival.
En Colombia nace una peste llamada el nadaísmo
En Venezuela María de la Onza existe en los prados de la Talavera
de Nírgua, sólo su sombra está dotada del uso de la alquimia
y se da paso a una desconocida abnegada,
por la sabana azul de la lejanía
En los años sesenta se fabrica su techo para alojar a la ballenas y
en elecciones libres los sesenta crean la República del Este para
regocijo de los chicos
La visión totalizadora de una omnipotencia del deseo
Provoca el azar objetivo para la reunión de los contrarios
En un amor completamente loco, pero real.
¿Qué es un poema de amor?
Tu imagen solo
igualada a los amaneceres de Reverón,
/ a los paisajes
de Monet. Tus pieles
de seda , tu mirada Dalisina.
¿Qué es un poema de amor?
Tus labios como una raya
fina en la cara, fruncidos
de Indignación
por lo que le quieren hacer
a tu patria
¡Qué es un poema de amor!
En los ojos angustiados de una
madre iraquí que llora por su hijo
hecho pedazos.
¿Qué es un poema de amor?
En la silueta raquítica del
hambre.
¿Qué es un poema de amor?
Las perniciosas frases
de Bush pidiendo Paz.
¿Qué es un poema de amor?
¿Las iglesias?, que van a ejercer
/ presión llevando
a todos los felices feligreses
a los puntos de batalla
para detener la guerra.
¿Qué es un poema de amor?
Tu y yo y nuestro humano corazón,
que sin querer queriendo es responsable de todos los muertos.
Poética
El poema, más que partir del silencio, aspira a él. Habría que agregar todavía: Los poemas más perfectos han sido escritos en la proximidad o sobre esos fondos de los silencios.
2
El poema es, pues, fecundado por el silencio o trazado por él. Pueden borrarse sus palabras, puede rescribirse o traducirse a otra lengua. Lo fundamental no es lo que dicen sus palabras, sino sus silencios. Alguien debió decir esto antes, inevitablemente.
3
Escribir desde el silencio es escuchar los primeros latidos del poema por venir. (Poema repleto de porvenir). En ese momento entramos en la nada sonora. Porque la nada no está vacía: es SUNYATA, que en sánscrito quiere decir; la nada está llena. ¿De qué está llena o qué contiene esta nada germinante o creadora? Del silencio de donde nace la palabra. Y en ese silencio hay música que nos va llegando de muy lejos.
4
La escritura comienza cuando el poeta comprueba que el silencio no es total, lo mismo que la oscuridad fue creada de luz. Entreoír las primeras sílabas y consonantes del poema, a partir de trozos o fragmentos de música apenas audibles que recién comienzan a llegar, significa la comprobación de que la nada o el silencio están llenos de revelaciones que el poema debe buscar.
5
Emprender la búsqueda. Escribir o asumir la escritura como quien cava hondo. Y ¿qué buscamos al escribir? Lo no escrito antes, lo no escuchado, lo increado, las revelaciones que trae consigo todo poema naciente.
6
No puedo creer jamás en un poema ni me interesa ninguno que no sea una indagación de una realidad otra. No sabida. No conocida.
7
Escribimos entre perplejidades en busca de revelaciones. No sabemos lo que nos será dado traer a la página en la blanco.
8
Seguir los latidos de un poema naciente. Escribir sus primeras palabras, sus primeras líneas. Es dejarse llevar por una aventura de creación. La escritura así expuesta es peregrinaje. Ir hasta los confines del mundo: Hasta esa nada secreta que no sabemos dónde está, pero a la que siempre accedemos si el poema que nos llama existe ya en un no lugar, en otra dimensión.
9
El poeta es un náufrago de muy lejos. La poesía, la palabra rescatada de un naufragio…escribí hace siete años.
10
Tierra de nadie. Nada. Lugar de la poesía. Territorio siempre por descubrir por primera vez. A nuestro regreso, no sabemos dónde está ni dónde hemos estado. Sólo tenemos la certeza de que hemos regresado de ese otro allá, que allí estuvimos.
11
No me queda ninguna duda de que esa nada a la que accedemos como el privilegio más inmenso y, a un tiempo, el más humilde del mundo o de la existencia, es el mismo lugar donde Dios habita o donde Él habita en nosotros.
12
Si somos creación del Dios y el mundo es también territorio de ese milagro creador, es natural que también exista ese lugar de la creación y que podamos visitarlo. Es natural, de igual modo, que sepamos que existe un umbral para acceder a él, pero es imprescindible que no sepamos dónde se encuentra. Es indispensable ese enigma y que las señales para llegar no existan. Llegaremos, si persistimos, por una magia que desconocemos.
13
Sí, la poesía es una forma de religión. No la concibo de otra manera. No concibo la poesía sin la existencia de Dios. Él, que es origen de todo.
14
Los hindúes hablan del Gran Brahmán, fuente y centro de todo conocimiento Y sostienen que está dentro de cada uno de los hombres que antes estuvieron, de los que se encuentran hoy entre nosotros y de los que vendrán luego… Ese centro o lugar nos habla si dejamos que el silencio nos invada. Indispensable es dejar los diálogos internos, entrar en reposo, en esa la nada donde nos es dado meditar. La escritura auténtica surge de esa meditación trascendente y secreta. No hay que hacer alardes de lo que muy pocos conocen.
15
Un poeta entrañable dijo que el primer verso nos los dictan los dioses. Yo diría asimismo que todo el poema no es dictado. Somos apenas traductores, apenas un instrumento para que el poema se cumpla, si somos capaces de traducir a plenitud esa sonoridad (esa nada) hecha música de donde surge, después del silencio, la palabra.
16
El poema nace por la música, se vuelve CANZONNE. Así la concebía Dante, el primero de los poetas de Occidente. No estaba equivocado. No escribimos de otra forma que traduciendo la música que va surgiendo de la nada a las palabras. Si traducimos con irreprochable fidelidad el poema que nos canta desde un más allá, el poema también cantará en nuestra lengua.
17
Ya lo dije antes: Ese más allá es la nada. Tierra de la poesía. Gran Brahmán. Lugar de la creación. Territorio donde nos espera todo el conocimiento. El poema como revelación y método de indagación... No podemos ser inocentes y creer que somos otra cosa distinta a traductores, los que tenemos la humilde tarea de traer de la nada, cada vez que nos es dado, un poema nuevo a nuestro idioma.
18
¿Mi po(ética) es una pretensión de humildad? La única pretensión del poeta es atreverse a ser traductor de lo que antes no existía.
19
¿Hablamos por quién o por qué? Por una voz que nos visita. Que esa voz sea de Dios o no, es cuestión de creencia o de fe. En mi lugar, no hace falta que diga cuáles son mis creencias; pues mi única ambición no es aleccionar a nadie: tan sólo escribir poemas.
20
Escribimos interpretando una música entre los silencios, buscando esas palabras que la música nos revela. Tenemos que afinar el oído. Estar a la espera del poema, vivir alerta en esa escucha.
21
Escribimos por fonación y por creación. La creación nace del amor a los enigmas y a la pasión por escuchar esa voz que nos va revelando no a un personaje que somos, sino a muchos otros que nos habitan.
22
No creo que al escribir, esa voz o voces varias nos inventen. Escribimos. Poblamos el mundo de palabras…
23
Lo demás importa muy poco o nada.
Pocas Cosas
y sus palabras quedan lentas, abiertas,
Como si tuvieran silencio para un eco.
Los árboles,
y un cielo angosto tras mis hombros,
recibe buena brisa.
Es una tarde con sol de mucha gente,
gente haciendo lo suyo un poco más.
A cada aire,
sus esmeros, sus espantos.
Hubiese querido atrapar las palabras de ese niño,
mirarlas, tocarlas,
para saber de evidencias y certezas.
Pero tampoco está mal sentirse ajeno.
A veces basta un simple viento
para saber que hay árboles y pequeños cielos.
A veces, como hoy,
ninguna vastedad es necesaria entre lo narrable de los días.
Para no olvidar la Patriay otras delicateses
No lanzaremos tus cenizas al viento
Tu carne al mar
Tu cadáver a la tierra
Podríamos ofender las mariposas
Envenenar los peces
Irrespetar los lirios que brotan de otros muertos
Simplemente
Bajaremos
La poceta w.w.w.Bus
Coño e tu madre
***
Cada rancho es una carie de la ciudad
Que sea un dolor de muela en la boca de bus
***
La vanguardia es el pueblo
Es difícil comprender la revolución
Con nuestra pobreza cultural
Siempre estará adelantada a nuestro tiempo
La estúpida vida no alcanza
Para ver un sueño colectivo realizado
***
No debemos perdonar la historia
Porque nos la debe
***
Cómo estarás de sola
Que ya ni siquiera me haces falta
***
No se ha de vivir para la eternidad
Si todavía no hemos hecho
Lo que nos corresponde de posible
***
Si las estrellas trabajaran como mi papá
Se vestirían de kaki
En la noche
Cansadas dormirían
Y poco a poco
Se pondrían flaquitas
Y poco a poco
Se irían quedando solas
Y poco a poco
Se les iría acabando la risa
La luz y los años
***
Si no eres capaz
De comprender la posibilidad
De fundar juntos
Un país en colectivo
Entonces
Que sentido tienen los besos que nos damos
La amistad que nos une
El canto que me cantas
El verso que me dices
Entonces
Qué adiós puede matar con dolor
El sentirse ser parte de este sueño
***
Jesús
Te morías cada vez que sabías de una injusticia
Te ibas al fondo asfixiado de dolor
Te morías cuando de pronto
te sorprendía el beso en la mejilla
te dejabas caer
te goteaba la sinrazón
hasta destilar tenue rabia
Te morías casi siempre
Yo lo sé muy bien
cuando no hallabas qué hacer con la ternura
Yes, te morías
si la tierra en su vuelta una piedra tropezaba
aprisionaba una flor
o simplemente pasaba indiferente
ante tu guerra
Sí, te morías como un pendejo te echabas a morir.
Palabras
Dicen que…
Con una palabra Dios creó al mundo.
Con una palabra creó al hombre la mujer
Con una palabra creó las flores, el eucalipto, el dulce mango y la miel azucarada.
Con una palabra creó los mares y los ríos.
Con una palabra creó el amor y el sexo entre los animales.
Con una palabra creó la soledad, la tristeza y las canciones de Julio Jaramillo.
Con una palabra desató el nudo de las amarras lanzándolas al viento para que corriera libre por los campos.
Con una palabra cortó la cuerda con que la tortuga tenía prisionero al sol.
Con una palabra llamó a la guerra entre los hombres.
Con una palabra creó la paloma de la paz.
Con una palabra creó el primer paseo turístico en el arca de Noé.
Con una palabra amó a una mujer detrás del palo “Mata Siete”.
Con una palabra le dio una patada al balón, abriéndole un hueco a la capa de ozono.
Con una palabra nos enseñó a no creer en él. Con una palabra me dijo: ¡no escribas tanta pendejada!
Manifiesto
Amo los hombres torpes, las mujeres confusas,
el pardo montón de carne con sudor y con vicio,
el pueblo, que con sus manos sucias,
escarba del suelo el pan para la boca.
Amo la inmensa Venezuela extendida en la noche.
Mas allá de los horizontes que cierran las estrellas
adivino los llanos, las montañas nutridas,
los negros bosques seculares,
en que vidas extrañas se agitan débilmente
y exhalan llamamientos.
Amo el inmenso pueblo que me llama en la noche.
Cuando ingiero el perfume fuerte de los salones
las sonrisas gentiles y los juegos de ingenio,
violento angustiosamente mi pecho sofocado.
Más que todas las finas siluetas marfilinas,
canto al amor oscuro de los caminos claros,
al salir la mañana, tarareando canciones,
que van a la anonimia de los pueblos perdidos
bajo cuyos aleros una pobre humanidad
busca vivir en paz.
Amigo, hay que ser duro…
Amigo, hay que ser duro. Duro como la vida.
Mírame cómo hundo, en mi tierra querida,
mírame cómo hundo el arado profundo,
el arado incisivo, el arado tiránico.
¿Crees tú que no siento su martirio titánico?
Siento tal, que creería que la tierra es mi carne,
y que rasgo mi carne cuando rasgo la tierra.
Sin embargo, mi amigo: mira cómo me inclino
entregándome todo al trabajo asesino,
mientras describe el sol su invariable camino.
¡Oh, y algún día las cosechas sorprendentes vendrán!
Amigo: ¡hay que ser duro!
La rosa es la mirada
Desde su comienzo la rosa quisiera ser sólo la mirada
Nunca el pensamiento de la rosa
sino el simple estallido de sus pétalos
La rosa que se abre frente a mí como un abismo
Un lento movimiento de su cuerpo en el aireatravesado por la luz.
La herida en mi dedo
Cuando me corto el dedo pienso en ti
Me chupo las gotitas de sangre.
¿No sabes?
Qué rico que estés cual sanguijuela
en esta herida entreabierta, sutil
tierna, rosácea.
Puedo verte, te invoco,
Vienes a pasos, qué lento,
acudir a este banquete
cederte mi dedito regordete,
me lames, excavas mis entrañas,
te metes con la lengua en mi sangre.
Viajas, exploras, hundes.
Nos lubricamos el alma, nos ronda el gozo
Entonces veo tu risa; nos perdemos
para siempre en ella,
en este ligue
en lo profundo,
en la herida,
Cuando pienso en ti, nada más.
Fantasmas
Estorban los seres de la nada
Los mancos, los arrollados del tren
los leprosos
Las mujeres madres antes del mediodía
También estorban las medias
los zapatos, la cáscara de los huevos
Los niños que limpian sus oídos con una bala
Los desaforados.
Estorba la basura
Los sembradores de campos baldíos
Los prestamistas
Los intereses de mora
Los eclipses
La usura, las antenas
Mentar la muerte renombrando amores.
Corro las cortinas
Tomo un árbol y lo cierro tras mis ojos
Cuezo un paisaje hembra
Y me dedico a poblar montañas
A levantarle la cara a la ansiedad.
Me arrojo por un despeñadero
junto a mis demonios sin techo.
Dejaré a la moscas
mi cadáver despeinado
Oloroso a piel de oso
A presa desparramada
Con su hedentina a humo
de leña verde y mojada.
Y la contracorriente lavándome los pies
y al cuerpo vacío que sostienen esos pies
Y la bandera descolorida Estorbando los caprichos naturales del viento.
Ese día en el fuego
Voy por esta calle vean navegando
ella se estira para que continúe. El atardecer
se ofrece como telaraña. Rasga las últimas espaldas.
Antes se alimentaba de otras ramas.
¿Qué es esa calle
una costumbre
cortina de humo?
Montaña arriba voy
tu ciudad me condena a darle vueltas
tu ciudad brilla superficialmente.
Montaña arriba corre la miel
desahogado, fuera del recuerdo
mirando lejos
puedo distinguir una alegría
moviéndose como si fuéramos nosotros.
Ahh, días de infancia
Sus aceras tan altas
Sus amuletos que antes me defendían del miedo
Ay, ya siento que han perdido todo su poderío.
Tuve que volar
seguir arriba
a veces tengo que descender
cuando hay truenos
cuando alguien mira arriba.
Metidos
En sombras que no merecemos
Allí nos damos las manos
Como para que no nos roce la noche siguiente.
Tu sangre todavía no contaminada
proteges
Si embargo no quieres salir
De una ciudad que todo lo pudre.
Delirium tremens
He naufragado en etílicos mares
dibujado la muerte en verticales atardeceres
roto cúpulas solares
bebido sus fragmentos
hambrienta de llantos he devorado mis entrañas
asustada de mañanas
aniquilado sueños
he despertado en playas desoladas tras amorales resacas
golpeada por docenas de cuerpos
envuelta en las arenas de algún cercano perdón
perseguida por humaredas corpóreas
he vuelto al mar a reposar en una botella.
Cansancio de Poesía
No hay en la poesía
ni en mis mecanismos formas,
puedo suponer cosas
pensar en el azar
esperando una sorpresa o un milagro,
decir lo dicho
crear importunando
y aun así no dejara el ciclo
de seguir con su desgaste,
que te puedo decir para dejar
de gritar en el absurdo.
Creo aburrirte susurrando hechos,
agitando moscas,
estoy flaco y floto repitiendo
aun que incendiare las conexiones,
las mismas carceles y yo incursionando
Y es que observo el mensaje
sobre la planicie
con mi oleada de toques,
yo quisiera haber prolongado en su
cara mi razón
pero los murmullos me colocaron
frente a las antiguas incógnitas
de la superficie.
Junio del 2005
San Francisco (California)
Aproximación a la metodología de los cuentos sin historia
El sonido del claxon, él se movía lentamente, no llegaba, parecía jugar con la luz del semáforo. Inmediatamente el sonido estallando en las vidrieras.
II
A juzgar por el bastón era un hombre impedido, quizá viejo, seguramente tenía una voz cansada, desteñida, dilatada o contrita, aunque también pudo el bastón caer accidentalmente de un auto, o alguien lo abandonó juzgándolo sin utilidad. Lo extraño es el cuerpo, a quién pudo pertenecer, qué se hizo el dueño, cómo es que deja el cadáver y se va.
III
Tan feos que son los cadáveres, se hinchan, se revientan, manchan, se vuelven rígidos, polvo, entonces salen a volar, se pegan en las ventanas, uno se los respira y estornuda, todo esto impunemente, quién va a llevar a juicio a un cuerpo que alguien tiró, a quién reclama el juez. Es que un cadáver sin persona es simplemente un pedazo de carne pudriéndose.
IV
Cuando se llene el reporte, qué escribo, bueno habrá que inventar un argumento más o menos convincente, citar algo sin perder la ilación narrativa, claro, apelando a un recurso clásico, fácilmente puedo escribir:
Nombre y apellidos: Wolfan Amadeus Mozart.
Profesión: Músico
Estado civil: muerto.
Causa: atropellamiento.
Señales particulares: problemas motrices.
Desde luego se le inventa una historia para contársela a los amigos, uno puede decir que el viejo se atravesó porque tenía una penosa enfermedad, por ejemplo un cáncer linfático. Contar que su familia lo había abandonado, que era inmigrante y estaba muy solo, que estaba presionado por una deuda de juego, que tenía una amante cuarenta años más joven, relatar que al morir su mujer él decidió suicidarse. Uno puede decir lo que le vega en gana, si encontramos solamente al cadáver y no a la persona responsable, uno puede inventar y no hay manera de comprobar lo contrario.
Un poco más difícil es con el bastón, generalmente llevan impresa la marca, por esto se sabe que alguien lo hizo, que alguien lo compró, que alguien lo usaba, que alguien lo abandonó, pero un cadáver si no posee persona, entonces, un cadáver puede ser cualquier cuento, aguanta todo, hasta un cuento sin cuento.
Día de clase
Cinco roedores
a la escuela van
con sendos morrales
que les dio mamá.
El sabio don gato
clases les dará;
y si no aprendieran
los reprenderá.
Pero cuando toda
su lección ya sepan
dará de merienda
queso con arepa.
Los alumnos salen
con algarabía…
(¡Ronronea don gato
Con gran alegría)
Sueño de libertad o una locura
puedo ser asaltante o sacerdote,
quizás un gran señor o un indigente
o que de mi intelecto el arte brote.
Tal vez un usurero incompetente
un cantante de rock con un buen mote,
además de un inútil presidente
quisiera ver mi nombre bien grandote.
Para en mi libertad ser bien realista
y no ser como aquel especialista,
que donde pone el dedo crea desastre.
Si digo quiero ser un vagabundo
sepan que estoy tranquilo y no confundo,
solo quiero vivir sin tanto lastre.
Sobre la hierba
El que mira el cielo no piensa
en el vacío de ninguna cosa.
Ni en la muerte ni en ningún sin sentido.
Mira sólo el cielo abierto
y las nubes que pasan deshaciéndose lentas.
Sin título
Ayer olvidé decirte que te amo
Olvidé decirte que también soñé contigo
Sólo que en mi sueño había música, pájaros, flores
Una playa ahogada en los azules
Ayer soñé contigo y el viento traía de tu sal
Ayer soñé contigo y jugábamos ser magos
Y yo, como buen aprendiz extendía mis dedos de flautista
Apuntaba a tus pezones, levantándolos, suave y lentamente.
Y el rosa iba del rosa al rojo y del rojo al púrpura
Allí, se olvidaron las palabras mágicas
Y la varita era asunto de más tarde, en otro escenario
Sin espectadores que aplaudieran
Allí no había lugar para le análisis de discurso
Ni estructuras profundas que pudiesen doler
No se caía “en guerras solitarias”
Ni se perdía la capacidad de asombro, la poesía no huía
Allí, sólo había un espacio para dejar en la boca
El sabor del beso no dado, la palabra que nunca se dijo
Ayer soñé contigo amor mío.
La Palabra
Ya dije que eres vaso
y lo repito.
Vaso
para llenarlo
con el aroma entero
y el color
de la rosa.
Vaso
en donde caben
todavía
el mar y la gaviota.
Pero no sólo vaso
del paisaje.
Ante todo
lo eres
para el hombre.
Para verter allí
sus propias manos.
Para dejarlo pleno,
cada día,
de su verdad
-sonriente y dolorosa-
Pero suya.
Pleno de su esperanza
y de su fe
que son banderas.
Vaso
también para sus esperanzas
y para su tristeza
cuando el zumo que encierra
dice
lágrima.
Y porque eres vaso
hay que llenarte
siempre.
Vacío
de nada sirves.
Y si el acaso
te presentan así:
nada por dentro,
se te rompe
el encanto,
la magia
que te une a la gente.
Ya no puedes armar
el diálogo del hombre.
Y ninguno
se atreve
a levantarse
hasta los aires
de la poesía,
que no existe
-tampoco- en el vacío.
Detrás de todo no somo más que unos miserables
Hay una puta de piernas cerradas por mundo, que canta una quirpa universal llamada “Añoranza”, sus ojos acostumbrados a cerrar al alba se han olvidado de los colores, sus senos marchitos y largos como el tiempo ya no dan de comer a sus hijos; y sin embargo, seguimos naciendo muertos. El capitalismo podrido como dadiva en navidad le ha obsequiado el desempleo, la hambruna y un aspecto famélico. Caminando quiso enamorarse cientos de veces, hasta que al fin supo que el “amor” es la invención de un poeta para mitigar su necesidad de reconocimiento. ¿Cuando besaremos el beso de Dios?