El Pirómano


J. Pisanu. Tovar. Edo. Mérida Venezuela. 1962. Licenciado en Letras por la Universidad de Los Andes. Narrador. Ha publicado algunos cuentos en antologías del Táchira. Este cuento forma parte del libro El Diario de Brom y otros relatos (1998) editado por el Fondo Editorial Toituna. Ha ganado en los siguientes concursos: Circuito de Literatura 1992, Mención Cuento con: El Premio; Circuito de Literatura 1993, Mención Dramaturgia con la obra Al Borde del Río (ambos premios fueron otorgados por la Dirección de Cultura y Bellas Artes del Estado Táchira).


A mí mismo, el ser más ardiente

que he conocido, el único capaz

de comprender mis ansias de fuego.


Inspirado fuertemente pos las películas de tendencias incendiarias como Lo Que El Viento Se Llevo, Al Rojo Vivo, Infierno En La Torre y Fahrenheit 451, salí con grandes deseos de imitar todo lo visto en la pantalla. Nadie imaginaria el delirio gozoso que me produjo ver arder y destruirse la biblioteca medieval de una abadía en El Nombre De La Rosa.

Mis ansias de pirómano disoluto se desataron de una manera incontenible. Empecé por quemar los pocos libros que tenia, porque yo odiaba los libros y en especial la literatura por encontrarla sosa, aburrida, meningítica y en algunos casos hasta oligofrénica.

Mi historial clínico como pirómano se remontaba a una infancia llena de fuegos inocentes. Conocí la existencia del fuego por un tío degenerado que tuve, llamado Prometeo. Me regaló un encendedor con el cual me inicié quemándole un vestido a una muñeca de mi hermana. Posteriormente incendie la muñeca como ritual de sacrifico a uno de esos dioses infantiles que inventé.

El odio que le tome a las letras tuvo raíces distintas. Ya a los 5 años fumaba cigarrillos, con ellos quemaba libros, juguetes y hasta el hábito de una monja. La maestra como típica neurótica me regañaba constantemente por no distinguir la "o" de la "i". Eso duró hasta el día en que cansado de su mal carácter decidí quemarla en presencia de los demás niños.

Desde ese día la Educación cambió sus concepciones dictatoriales y pasó a ser liberadora para sonrisa de Paulo Freire.

A pesar de esos cambios mis notas seguían estancadas en cero, por lo que mi primer acto de lucidez fue quemar el boletín de calificaciones. Después de ese acto patriótico de mi parte quemé los libros de primeras lecturas por considerarlas decadentes y poco imaginativas. Mi mal tenía sus raíces en mis antepasados, de eso no tenía la menor duda. Mi madre tenia por costumbre dejar quemar los alimentos. Mi padre en sus días de revolucionario quemaba cauchos y de vez en cuando uno que otro autobús. Más tarde le dio por quemar taxis y taxistas por el desmesurado rencor que les tenía debido a sus abusivos cobros. Entró en una fase internacionalista, en ese entonces comenzó a robar banderas a las embajadas y quemarlas en actos de protesta.

Mis antepasados eran terribles, cuentan que ellos fueron los que quemaron la biblioteca de Alejandría por no saber leer. Dicen que Atila también pertenece al tronco de nuestra familia, quemó ciudades enteras con la excusa de tener frío o que detestaba ciertos diseños arquitectónicos. La familia es grande. Muchos miembros participaron dentro de las juventudes hitlerianas haciendo piras públicas de libros. Luego les dio por quemar judíos, ellos eran así, se entusiasmaban con algo y luego se aburrían y buscaban otra cosa que quemar. Mi tío, Juan ignitólogo, se dedico al atletismo con la intención de llevar la antorcha olímpica hasta un reactor atómico para ver lo que pasaba. Pero jamás le dieron la oportunidad de hacerlo por lo que en venganza quemó una delegación deportiva completa en los juegos interterroristas levados a cabo en Libia.

Mi niñez fue una etapa de grandes incendios. A los diez años fue mi etapa experimentalista, achicharrando vivas las gallinas de la casa con gruesas lupas. Luego fue la cola del gato. Mi primer trabajo contra los libros fue quemar Don Quijote De La Mancha, página por página, a la vez que lo iba leyendo y haciéndome la firma idea de lo mediocre que fue Cervantes como escritor. Después fue La Divina Comedia. Transcurrió bastante tiempo y el número de libros incinerados aumentó. Por mis manos pasaron El Decamerón, El Discurso Del Método, las obras completas de Shakespeare, las de Lope de Vega, las de Moliere, de Corneille, de Sor Juana Inés de la Cruz y otros tantos que chamuscan mi débil memoria.

Ahorré durante meses, trabajando como incinerador de basura del Aseo Urbano. El trabajo no me parecía nada interesante, sobre todo porque el quemar la basura no tiene ningún mérito, no así quemar artefactos nuevos y muy caros. Con los ahorros de este cruel trabajo me compre un lanzallamas de segunda mano y me dediqué a quemar cines con todo y espectadores, desde ese día veía películas solo. Fahrenheit 451 me inspiró para utilizar mi lanzallamas quemando todas las bibliotecas del mundo, una a una fui incendiándolas hasta que solo quedó una. Esta noche se reunirán para un taller mecánico de versos y de prosas descompuestas o algo así por el estilo. Entraré disfrazado como el director de la biblioteca de pirómano confundido.

La Tormenta


Maigualida Pérez. 24-09-1960. Nirgua- Yaracuy. Este cuanto pertence a su libro "Cuentos Circulares".

Saliendo del edificio es cuando se siente la fuerza real del fenómeno que desde la ventana -adentro- parecía una lluviecita más. Con el efecto sonoro y luminoso de siempre, pero en el espacio abierto, al contacto con el elemento un escalofrío recorrió toda mi humanidad al caerme la primera gota. Arrastrada por los vientos, mi tormenta tropical se desplaza, con velocidad racheada de 1 millón de años-luz a lo profundo de mi interior. En la oscuridad de la noche, enrrumbo los pasos hacia mi destino, pasando grandes charcos de agua sucia que empantanan hasta la rodilla, imposibilitando el avance ante la
furia que baja desde la montaña con bramido estrepitoso y hace telón de fondo de cada trueno ensordecedor, retumbando en las paredes de las casas y quedando preso en cada callejón como los ecos divinos que anuncian el gran castigo.
El conjunto de vibraciones que al penetrar la cavidad del oído estimulan la necesidad de protección y seguridad se expanden por toda la estructura corporal provocando temblores espasmódicos de frío y miedo. En la pendiente a subir, la lluvia despierta el pánico que genera la descarga eléctrica zigzagueante y arremete contra la húmeda tierra en pleno, enfriando hasta los tuétanos y provocando que el equilibrio mecánico evoque hacia el laberinto inestable que dormía placidamente, intentando vertebrar el eje que se extiende de un lado a otro en la memoria.

En la aparición del rayo, de ramificaciones oscilantes se desgarra el cielo nocturno con su destello, iluminando hasta el mas oscuro de los pensamientos perversos; esos que se esconden entre la urdimbre y la trama del ser, para pasar inadvertidos ante el conciente y moverse libremente en el líquido oscuro circulante del inconciente. Todo el callejón quedó iluminado de un azul transparente repleto de sombras que juegan a las escondidas, queriendo atraparme con escurridizas manos que se difuminan cuando apuro el paso; cansada, empapada y aterrada. Moviéndome por el centro mismo de la calle, cruzo, tratando de ver lo que la precipitación permite, pero son los espectros de la noche, los que con intervalos armoniosos en una progresión de tiempos para producir interrupciones en mí espacio, intentan la
celada. La ropa mojada, succionada al cuerpo permite develar secretos inenarrables y los pies encerrados, se arrugan como un antiguo pergamino; las rodillas chocan la una contra la otra haciendo tambalear esta estructura anatómica, casi desconectada cuando otro rayo cae mas cerca, provocando un corto-circuito que deja todo a oscuras. Un hombre vestido de negro, que salta de una casa vecina, vió como mi cuerpo despedía un ligero resplandor y un vaho de humo blanco, mientras atravesaba la corriente que arrastraba piedras, basura y trozos de árboles. Intento atrapar el objetivo haciendo un ejercicio mental, pero el comportamiento óptico da fidelidad al espectro real. La tormenta se expande y entre tanta oscuridad, parece que no voy
a llegar a puerto seguro.
Los relámpagos, cada vez más intensos y el terror colocan grandes obstáculos. Mi objetivo está a la vista, pero -aún- hay una calle llena de furia liquida con objetos cortantes por transitar. La respiración se entre corta y mi mandíbula baila en un traqueteo ensordecedor por el abismo oscuro y aterrador. Con dudas veo a través de la noche, y temblorosa, toco el metal. Calzo la llave… y entro.

Poemas de Mardeli Gil


Mardeli Gil, Nirgua 03-11-1980. Licenciada en Administración y poeta destacada, su poesía muchas veces cruda, revestida de sentenciosas y orgánicas afirmaciones, sostiene voces bíblicas utilizando éstas para metaforizar el concepto de sus piezas.


Duele el corazón

Después de amar con todo tu corazón
Desde los tuétanos hasta lo más profundo
Me arrepiento de haberte conocido
Así como Dios se arrepintió de nosotros
Y le dolió de corazón

Si vienes a acariciarme….
Memoria del pasado
E imploras pasar…

No es un final feliz

Días de días
Noche en tus noches
Deliciosos amaneceres
Y dulces atardeceres
Se frunce mi destino

Eres un monstruo
La mentira brota de tus labios
Cual miel de rancio panal

Las montañas cayeron
La brisa se dejo ver
Se te cayó la mascara
Desperté de la hipnosis
Tarde pero temprano…

Manipulación, Manipulada

Miriam Angélika Pulido, 1983. 26 años. San Cristóbal Edo. Táchira, residenciada desde 1999 en San Felipe Yaracuy. Egresada de la UNEY en Ciencia y Cultura de la Alimentación. Actualmente profesora de la misma casa de estudios en las unidades curriculares de Prácticas Integrales y Química.

Manipulación, Manipulada.


Y después de 730 días,
Después de llorarte 12 meses,
Después de rechazar al hombre perfecto por ti,
Por temor a tus amenazas, por temor a tu venganza,
Después de verte partir con otra,
Después que extrañe un día mis masoquistas días contigo,
Después haber soñado un hijo nuestro,
Después que me negué a vivir por ti,
Después de tu vil manipulación,
Después de tu letal crucifixión,
Después que entendí que nunca existí para ti,
Después que todo se fue al vacío de donde nunca había salido,
Después que comprendí que no eras para mí.

Descubro que eres bisexual,
Ahora entiendo los maltratos
Ahora entiendo el porqué,
Ahora entiendo tus críticas hacia otras mujeres,
Ahora entiendo que nunca eras para mí,
Ahora me arrepiento del tiempo que perdí,
Ahora más que nunca me siento una tonta,
Una imbécil, por dejarme persuadir
Por no permitirme amar a ese otro que realmente si me llenaba
Por que ya no le puedo amar, ya no esta aquí.

Adiós


Alfonsina Enrriqueidy Piña. 25 de Septiembre de 1998. San Felipe. Actualmente reside en Guama Municipio Sucre, y es miembro del movimiento literario "Verbos Subversivos".

Yo conozco la sombra detenida
la soledad suculenta
la envestida superficie de lo cotidiano
el incolor endulzado
la llave del vientre en su propio desgarro
la llama inventada por los autobuses
la barbarie exhausta
del barco y la incertidumbre.

Yo conozco la sordera lactante
bajando en destellos
las balas clandestinas
las filas de la resistencia
el altitonante grito que se desploma
el ejército errabundo
que viene y va.


Yo conozco a los seres abatidos
en la persecución del impulso
el escarmiento del tiempo
los agobiados vacíos después
de leer a RIMBAUD
los atrincherados dialectos
en el equinoccio del alma
la furia sangrante
como buitre aéreo
la luna, el sonido
y el crepitar envenenado
por los escupitajos del golpe.

Yo conozco a la brújula
Al carbón perturbado
Al hurto exacto de la textura.

Yo conozco el camino
La piedra en el diente
La quebrada moribunda
Yo conozco…

Yo conozco el túnel

Túnel devastador
Tatuado a mí ombligo
En pinceles hacia el reposo
De la última salida.

Yo conozca la simiente
La palabra única
Fundida
Abrazada al suelo
Servida en condena
Despiadada en su reflujo.

Yo conozca la palabra jamás olvidada.


Abrazo de Sol

El sol abrazó a la ola
y el niño sostenido sobre la arena
sonrió, sus ojos eran céfiros lacrimógenos
como enjambres ruborizados en rebeldía.
yo; contrapuesta y vista
por las coladas columnas
de aquellos enigmas abarrigados de palmeras
lo miré.
A lo mejor estaba palidecida
como un huracán batiente
para no comprender aquel momento.

Hablando con Manuel Barreto




Egresado de la Escuela de Literatura de la UCV es escritor, poeta y ensayista. Escribe para diferentes medios impresos regionales, vive y trabaja en San Felipe, Estado Yaracuy. Actualmente dirige el CETA (Centro Experimental de Talleres Artísticos) ubicado en la capital yaracuyana.

ENcontrARTE: ¿Qué es el CETA?

MB: El CETA es una institución independiente que se fundó en 1980, aquí trabajamos el Área Literaria y las Artes Plásticas: pintura, dibujo diseño gráfico etc, experimentando con las nuevas generaciones, se imparten talleres a los jóvenes artistas, tanto de aquí como de las zonas aledañas e inclusive de Barquisimeto.

Además tenemos una editorial que se llama La Oruga Luminosa, que también era el nombre de nuestra revista literaria que era de excelente calidad y salió desde el año 1980 hasta el año 1992.

En esta institución trabajaban ocho personas hasta el año 2001. En ese año la Dirección de Cultura del estado durante la gestión del ex Gobernador Eduardo Lapi eliminó el subsidio que recibía esta institución. Muchas actividades se tuvieron que paralizar. Ahora por suerte la situación ha cambiado y con el nuevo Gobernador Carlos Jiménez volvimos a recibir los recursos.

ENcontrARTE: ¿Los jóvenes asisten a los talleres?

MB: Si, a pesar que en los últimos cuatro años la situación fue muy difícil y tuvimos que implementar casi una “Cultura de resistencia” ya que el movimiento cultural yaracuyano estaba prácticamente paralizado y desarticulado. Durante la administración de Lapi se construyó un moderno museo en San Felipe pero los artistas estaban totalmente desamparados. El museo se ve, los artistas no.

ENcontrARTE: ¿Cuál es la situación del movimiento artístico cultural en Yaracuy?

MB: Aquí existen muchos artistas populares y no populares también. Tenemos buenos poetas y escritores. De aquí era Edgard Jiménez un gran artista plástico e intelectuales como Gilberto Antolinez ambos ya desaparecidos. Gilberto era un gran conocedor de la cultura aborigen y de las culturas americanas. Pero actualmente hay mucho talento joven también.

ENcontrARTE: ¿Porqué crees que las actividades culturales que se desarrollan en el interior de país no tienen mayor divulgación y trascendencia a nivel nacional?

MB: Porque no se difunden lo suficiente. Cuando nuestra revista funcionaba tenía alcance nacional y daba a conocer los trabajos de los artistas y escritores de la región. Deberían existir muchas iniciativas como estas a nivel regional y en los diferentes estados del país. Creo que es en este sentido que ahora está trabajando el CONAC. Con la creación del nuevo ministerio existen planes para descentralizar la cultura que hasta ahora ha estado demasiado concentrada en la capital. Ya que la provincia también existe.

Nosotros esperamos reflotar la revista muy pronto. Para contribuir con esta tarea.

Existe mucha actividad cultural en el interior del país que con frecuencia pasa desapercibida. Esto tiene que cambiar. Eso es lo que esperamos.

ENcontrARTE: ¿Crees que la actividad cultural puede florecer en la provincia?

MB: Creo que si, si se llevan a cabo las políticas correctas. Hubo muchos artistas e intelectuales de aquí que se fueron a vivir a Caracas o inclusive afuera de Venezuela. Pero yo no, yo me quedé aquí y creo que hay que trabajar para el desarrollo artístico regional. Porque la cultura es parte integral y avance global de una nación.
UN POEMA DE MANUEL BARRETO:

BALADA A EIRA Y A MARY


Apenas apunta el amanecer
y ya estamos entre aguacates
girasoles y paredes de madera
que sostienen libros y revistas


apenas oigo el pajaro
y ya estoy de regreso
y dan las cinco
o las ocho que se yo
y llega la noche
y veo la luna
y la toco con mis dedos
y ya no me muerde como antes
ultimamente la luna
se comporta como un diosa

Carácter de Urgencia


José Miguel Casado (Caracas, 1985) Estudia comunicación social en la universidad Arturo Michelena. Actualmente es jefe de prensa del Ministerio del Poder Popular para la Participación y Protección Social, estado Carabobo.


Confesión

algún día voy a escribir ese poema

me tragaré el orgullo
y escupiré hacia arriba estoicamente

todos dirán qué atrevido
ejemplo de madurez
o arrogante de mierda

hoy voy a limitarme a esta confesión
para que al menos sepan que ese poema existe
y que es mi prisionero




Soñador de Sal


Yony Osorio (Independencia estado yaracuy; 1958) Licenciado en lengua y literatura por la Universidad de Carabobo, Formó parte de la Casa de las Letras “Gilberto Antolinez”. Dirige la Revista Zona Alterna de la zona educativa del estado Yaracuy.

Espero en silencio
la gran parada
el único pasaporte
la gran respuesta
la infinita solución
el expreso final.

...

A cada instante
veo mi muerte
en un rincón temblando.

El barco Ciego


Cesar Baptista, (Barquisimeto)

CARTA PERDIDA 2

Pues bien, desprevenido y puerco lector, conocedor de palabras solamente, he de confesar que tengo miedo, ahora cuando aún tiene fuerza mi mano. He de lanzar escupitajos si por tal causa desato compasión o burla.

Sé, claramente, que todo cuanto he realizado y he de hacer no tiene puesto ni valor en el mercado. Me siento perseguido, perseguido por cuerdos de mentes débiles, jugadores de lotería, empleados, banqueros, distribuidores de desduchas, legión de cerdos que nunca se han atrevido a nada que no sea el ejercicio de la vulgaridad, la pedantería y la idiotez. Humanos con exceso de ínfulas y corbatas.

Estoy frente al mercado y siento el desconcierto. Pido socorro, Padre Santo, en medio de tanta abundancia.

Cómo no tener miedo si sé todo de lo que son capaces. No de matar, apalear, quebrar, torturar y martirizar el cuerpo, no. Aptos para el crimen, descuartizar, despedazar, hacer añicos, ajusticiar y asesinar el alma

y los mecanismos, desconfiado lector, son: con oscuridad, con la fatiga y los cansancios, con malos tratos, con tormentos, con ser privados del espíritu de Dios. Con suciedad. Con abundancia, con fármacos llamados drogas. Con trabajso forzados. Con el compromiso. Con la puerta de la ambición. Con los atropellos. Con la burla. Con hacer todo lo que no da placer. Con horarios, radiografías, fotografías. Con la televisión. Con la nómina. Con la pérdida del pudor. Con exámenes médicos y todas las profanaciones al cuerpo. Y lo peor, Dios mío, con los deberes fijos.

Mala Saña! (Hazaña).

Poemas de Cesare Pavese


Cesare Pavese (Italia, 1908-1950) Estudió filología inglesa en la ciudad de Turín y tras su licenciatura se dedicó a traducir a numerosos escritores norteamericanos, así como a escribir crítica literaria. Sus escritos antifascistas, publicados en la revista Cultura, lo condujeron a la cárcel. Publicó los siguiente libros: Allá en tu aldea (narrativa 1941), la playa (narrativa 1942), El compañero (narrativa 1947), Diálogos con Leucó (poesía 1947), La casa de la colina (narrativa 1949), La luna y las fogatas (narrativa 1950), El oficio de vivir (diario póstumo,1952).


DISCIPLINA ANTIGUA

Los borrachos no saben hablar a la mujeres
y se han dispersado; nadie los quiere.
Van despacio por la calle, la calle y los faroles
no tiene fin. Alguno camina más lejos:
pero no hay nada que temer, mañana regresan a casa.

El borracho que se aleja, piensa que está con mujeres
-los faroles son siempre los mismos y las mujeres, de noche,
son siempre las mismas-: ningna lo escucha.
El borracho discurre y las mujeres no quieren.
Estas mujeres que ríen son las palabras que dide:
¿Por qué ríen tanto las mujeres o, si lloran, gritan?
El borracho desearía una mujer borracha
que escuche sumisa. Pero aquellas lo ensordecen
“Para tener ese hijo, hay que pasar por nosotras”.

El borracho se abraza a un camarada borracho,
que esta noche es su hijo, nacido no de aquellas.
¿Cómo puede una mujercita que llora y que chilla
hacerle un hijo camarada? Si aquel está borracho,
en su paso tambaleante no recuerda a las mujeres,
y los dos avanzan en paz. El hijo que cuenta
no nació de mujeres -sería el también
una mujer-. El camina con el padre y discurre:
los faroles le duran toda la noche.

ANDARTE CON APURO


François Migeot (Francia,1949) Docente-invesigador en Japón. Actualmente docente y director de investigaciones en la universidad de Franche-Comté (Francia). Obtuvo el premio de poesía llarie Voronca (Ciudad de Rodez, 1993) Y el gran premio universitario del Relato (2.000).
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¿Quién divide al país?

En sus urbanizaciones
ellos pusieron
primero botellas rotas en la cima de sus muros,
luego
barreras y vigilantes armados,
alambres de púas, rejas,
perros bravos
y ahora
cables eléctricos de tres líneas
como en un campo nazi.

Ellos se internaron en el fondo de sus jardines,
de sus oasis,
donde el aire, la vegetación y la entrada
están acondicionados.
De vez en cuando se comunican con el exterior
con intercomunicadores o con pantallas de video
para vigilar a los presos que están afuera,
porque el campo de concentración es la calle,
los cerros y la necesidad,
el polvo y la chatarra
donde viven si Dios quiere.

Prisioneros del hambre, de la miseria,
de la muerte antes de tiempo,
de la enfermedad que acecha,
prisioneros del Mercado que los arruina,
prisioneros de la superstición y de la lotería
prisionesros del resto del mundo
que los otros han comprado, heredado, robado,
desviado, encerrado, colonizado.

Para llegar a sus paraísos electrificados
hay que pasar fronteras, mostrar su cédula, andar bien vestido.
Allí, ellos invintan a sus fiestas a la libertad:
keep walking, añeja de doce años,
ella se viste de etiqueta negra
y se entiende con la CIA y con el Opus Dei
Con ella conversan,
hablan, llenos hasta la glotis,
de la economía que está deprimida.
Hablan de golpe de estado
pasado y por venir,
de la manera de pagar sicarios
y de dárselas de coordinadora democrática;
y ellos se ponen a pensar,
pero piensan con sus panzas,
desde sus bares privados y desde sus piscinas,
y al cabo de cajas y más cajas de cerveza,
al cabo de docenas y docenas de años
pasados en le Chivas Regal
ellos opinan:
sus pensamientos se parecen a esos fondos de vaso
donde los hielos se disuelven en los restos de wisky
-uno duda si es licor u orina-
porque ellos opinan y se oponen,
se oponen a Chávez y dicen que es un dictador
-pero organiza elecciones-
se oponen a la constitución
-pero van al referendum-
van al referendum
-pero rechazan de antemano los resultados-
Ellos insultan al presidente
y dicen que no hay libertad de expresión,
en fin, ellos están en contra de todo y de todo su contrario.
Entonces si uno se atreve a señalar en lo dicho alguna contradicción
ellos,
alcanzando la cima de su dialéctica,
le lanzan el perro.
Caracas, 13 de Agosto del 2004

Poesía urbana del dolor social


Ramón Azócar (Guanare-Venezuela, 1968). Se graduó en la universida de de los Andes como politólogo. Como investigador ha publicado artículos de revistas y algunos libros de los cuales podemos mencionar: La revolución de Oanes. Ensayos acerca del Federalismo libertario, Reformas políticas, Descentralización y modernización en Venezuela, El nuevo paradigma educativo, entre otros.


Girasoles

Mis niños ya no hablan;
el hambre les consume
sus estómagos
dilatados
por la angustia;
son sensibles
y frágiles,
empuñan la única arma
que de la colonización
heredaron:
la miseria.
Son niños tristes,
tomados de fotos cotizadas
y dibujados por pintores
encumbrados,
aterciopelados de poder
y de soberbia...

Pequeñas estrellas
titilantes,
girasoles proyectando
una patria nueva...

El corazón de Voltaire


Avalada por la crítica entre las novelas más originales del nuevo milenio, El corazón de Voltaire se desenvuelve a través de correos electrónicos, y demuestra que Luís López Nieves es maestro del género que él mismo nombro “historia trocada”. Con ella recibió su segundo premio nacional de literatura.

Entre sus libros publicados se encuentran:

El silencio de Galileo.
La verdadera muerte de Juan Ponce de León.
Escribir para rafa.

EL Emisario, un libro de Gabriel Figueredo



Gabriel Figueredo, Yaracuy 1981, nos presenta El Emisario, El Perro y la Rana 2010, un conjunto de relatos breves, donde precisión y fluidez confluyen para mostrar la vida desnuda de sus seres cotidianos. Ambición, homenaje y parodia atraviesan las páginas de este libro de cuentos que viene a enriquecer el panorama de la nueva narrativa venezolana.


El mosaico de historias y personajes que el autor nos revela en cada página da cuenta de la mirada de un joven que escudriña su entorno, lo cuestiona, lo parodia e interpreta. Desde una nueva versión para la célebre novela El Viejo y el Mar, hasta la mirada morbosa de un minusválido que se deleita con “Un mundo, que a pesar de su indiferencia, es su mundo (…) La infinita cantidad de zapatos andantes; zapatos pulidos, gastados, lejanos. Un mundo de piernas, de glúteos y quien sabe que más”.

Se cruzan en la cuentística de Gabriel Figueredo mundos que coexisten sólo delante de quien sabe ver, pueblos donde el asesinato de un bambinero se hace tan popular que llega a representar el atractivo más importante para los turistas; un grupo de escritores que odian al jefe, pero al perderlo, corren en busca de sustituto; hombres celosos que matan rivales, niños que sueñan matar a sus padres, todo con un lenguaje desenfrenado, natural, casi una conversa fluida que sólo se ve interrumpida por algunos excesos de adjetivación que el autor sabrá depurar con oficio y relectura.

Destaca de entre la selección el cuento Súbditos, muy atinado para cerrar la muestra. En este relato el autor consuma las estrategias que viene desplegando en los textos anteriores y logra, a partir de una interesante premisa, la precisión, la fluidez y la esfericidad que exige el cuento moderno. La intromisión de una voz en segunda persona, cuando el cuento está narrado en tercera, añade un carácter de omnisciencia que eleva el cuento en su punto álgido.Es ahora Gabriel Figueredo una nueva voz dentro del nutrido movimiento de narradores breves que hacen vida en el Yaracuy destacándose a escala nacional e incluso internacional, siguiendo las buenas marcas que han legado reconocidos escritores como Rafael Zárraga y el mismo Gabriel Jiménez Eman.

Juan Manuel Parada
Editor

Premio Gran Angular 2008 de literatura juvenil


Fernando Marías nació en Bilbao el 13 de junio de 1958, y vive en Madrid desde 1975. Es novelista, guionista ocasional de cine y editor.
La novela, un delicado alegato contra la guerra, recuerda dos conflictos bélicos con 60 años de diferencia (la Guerra Civil española y la Guerra de Irak) para alertar sobre la necesidad de no repetir lo peor de la Historia, además de poner el acento sobre valores como la amistad, la solidaridad o la empatía.

Provincias desnudas



Dayana Alastre (Valencia, Edo. Carabobo; 1974). Licenciada en Educación Inicial por la Universidad de Carabobo. Es integrante del grupo literario “Litterae ad Portam” así como del comité de redacción de la revista Tuna de Oro. Ha publicado Geografías tenues (2005).
Fuente: "Colección Poesía Venezolana". Breves.

XIV

Un cortejo de estrellas
enciende esta ceremonia
los espejos
se suspenden
para observar el azote
de la quietud
tu brújula
forja nidos en mi vientre
y el rocío de tu lengua
arde en este exilio

ENTREVISTA A GABRIEL JIMÉNEZ EMÁN










Por Juan Manuel Parada.


Cuentista, narrador, ensayista, traductor, editor independiente, crítico literario, profesor y poeta. Su obra ha sido traducida a varios idiomas y recogida en antologías latinoamericanas y europeas. Actualmente, uno de los cuentistas más leidos en el país, compartimos esta entrevista para seguir ampliando, e incluso debatiendo, en torno al cuento.

1. Cortázar afirma que el cuento contemporáneo se propone como una máquina infalible destinada a cumplir su misión narrativa con la máxima economía de medios. ¿sigue vigente esa aseveración?

R.- Sí claro, sigue vigente esa aseveración del gran cronopio. Aunque no estoy seguro que el cuento sea una “máquina infalible” y tampoco que tenga una misión. ¿Lo enunció así Cortázar? No se, es raro. En todo caso el cuento es el formato narrativo que se debe más a la precisión, a expresar de manera contundente, sin ambages, sin retórica, sin afeites, la condición interior y social del hombre, y no sólo del hombre: de los animales (y lo animal) de los árboles, plantas, flora, cielo, universo, cosmos, muerte: todo lo conocido y lo que pretendemos conocer: lo huidizo, lo falible, lo dudoso, lo fallido que es donde está lo humano, porque lo humano no sólo está en lo edificante, lo trascendente o lo universal, que pueden ser modos de esconder lo otro, lo esencial. El cuento revela, descubre, crítica con su flecha terrible, y esto lo ha demostrado en la historia desde que nació en la tradición oral, parta luego convertirse en cuento literario, con una fuerza estética similar, en todas las culturas.

2. ¿Cuáles son las claves para construir un relato visual?

R.- No tengo claves para nada, no sé nada de eso. Aunque una vez redacté un ensayo, “Un arte narrativo de la imagen”, que puede leerse en mi libro Provincias de la palabra, el cual puede decir algo en esa dirección. Allí realizo una argumentación en ese sentido. He dicho que mis cuentos se basan inicialmente en una imagen visual, ese es el punto de partida; no es una historia que me cuenten o un argumento prestado, nacen casi todos mis cuentos de una imagen visual que luego tiene ramificaciones hacia otros sentidos y se vuelve experiencia sinestésica, donde lo visual sólo es un arranque para echar andar un mecanismo de relojería donde todo debería estar en su lugar, porque el cuento debe ser certero, no puede darse el lujo de desperdiciar palabras. Entonces el cuento gana cada vez más lectores sobre todo por eso, porque el lector de hoy ya no tiene tiempo para perderse leyendo idioteces, para ir nadando en un río de palabras innecesarias.

3.- Es importante el espíritu sensorial a través del texto narrativo?

R.- Sí, claro, sin sentidos no hay nada, tú no puedes hacer un texto creativo puramente intelectual, un texto que sea una mera elucubración o circunloquio de palabras, que pueden estar muy bien escritas o elegantemente dichas pero que no convencen, no mueven el piso. La literatura de los sentidos por sí sola tampoco dice nada, debe haber un complemento conceptual que la mueve, una idea original o sugerente que la urda a un entramado de palabras capaz de conmover. Conmover y convencer: he ahí dos aspectos centrales.

4.- ¿Cómo se logra la naturalidad en el arte de narrar?

R.- La naturalidad se logra escribiendo sin pensar, escribiendo toneladas de palabras como un río. Y después, ponerse a corregir incansablemente ese río, que es el trabajo artesanal de poner los clavitos, las tachuelas aquí y allá, para logar el equilibrio de la forma. Son dos trabajos complementarios.

5.- ¿Qué es el estilo?

R.- El estilo no es nada, la mayoría de las veces puede ser una entelequia, una trampa. Esa cosa de los “estilistas”, de los tipos que escriben bien, escriben perfecto y luego dan clases de estilo, puede una broma pesada o una pose, una impostura. Lo que se debería alcanzar en todo caso es una voz, una escritura- un idiolecto, no un estilo. Aquello de que “el estilo es el hombre” es una cosa ridícula, superada, una frase vacía hoy día. Puede que en su tiempo, pudiera haber tenido un sentido, pero ahora no le veo la vigencia.

6. ¿Continúa vigente la estructura Presentación, Conflicto y desenlace para el desarrollo de un cuento?

R.- Para nada. Lo que debería haber en todo caso es una forma trabajada de modo implacable, pero ya no hay estructuras preconcebidas para el cuento, ni decálogos, ni métodos, ni nada de eso. Cada escritor debe inventar su forma, su idiolecto, su mundo, el estilo y los encasillados son lo de menos.

7.- ¿Algunas claves para lograr la intensidad narrativa?

R.- De claves no sé nada. A lo sumo se me ocurre que el acto de escribir puede asumirse como hacer el amor, beber un trago o disfrutar de una buena charla o comida con los amigos o la familia, o una discusión con buenos contrincantes, con opositores inteligentes.

8.- ¿Cómo se construye un personaje creíble?

R.- El asunto de la verosimilitud es uno de los más complejos en el arte narrativo, llevar al plano de la credibilidad algo que es inventado, que es ficción, que el lector te crea esa “mentira”, en eso consiste quizá el trabajo más arduo del narrador, y la verdad es que no sé como se logra, será en todo caso con trabajo y más trabajo, cometiendo errores que pueden ser luminosos y viviendo muchas cosas intensas, pero sobre todo leyendo mucho. Los personajes de Hemingway, por ejemplo, en lengua inglesa, son soberbios, extraordinarios, impactantes, están sacados de algo profundamente vital; los personajes cotidianos de Raymond Carver realmente están creados para que tú les creas todo. Los personajes de Gallegos, son creados en tres líneas, es algo mágico como Gallegos puede crear personajes con algunas pinceladas, así de un solo tirón, y cómo García Márquez te emplaza directamente a dialogar con sus personajes. Es algo que sólo logran estos maestros.

9.- ¿Importancia de los diálogos en el cuento moderno?

R.- Un narrador debería escribir siempre como si dialogara con todo. El diálogo es lo más importante de un cuento, tanto el diálogo que se halla entre guiones, como aquel que se inserta en el cuerpo de la prosa corrida, o el monólogo interior que también es un diálogo pero consigo mismo, todos son formas del diálogo, sin el cual el cuento ni la novela y ni siquiera la literatura existirían.

Como si fuera esta noche la última vez


Nelson González Leal (Maracaibo, Edo. Zulia, 1965) Escritor, periodista y fotógrafo. En la actualidad ejerce funciones diplomáticas en la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Brasil. Obtuvo el primer premio en el XLVIII Concurso Anual de Cuentos del diario El Nacional (1993). Ha publicado los libros Entre grillos y soledades (1986), Una pista sutil (1988), Un paseo por la narrativa venezolana. Ocho relatos cortos (1988), Esa pequeña porción del paraíso (2001), Pensar la Patria (2004) y Días Felices. Trece crónicas y una coda (2005).


Como si fuera esta noche la última vez y otros relatos reúne una serie de ficciones desarrolladas en un contexto urbano, teñidas de un tono sutil, íntimo e irónico. En ellas el lector se acercará a reflexiones sobre la naturaleza humana y los dilemas existenciales a los que se enfrenta el individuo contemporáneo.


TE PRESENTAMOS UNA MUESTRA DE SUS RELATOS (FUENTE: "COLECCIÓN PÁGINAS VENEZOLANAS" )


El hombre robusto

¿No se llama John el hombre robusto de chaqueta gris que cruza la esquina del parque con ese andar desprevenido? Pero John no es un nombre criollo, y tampoco lo es el cabello rubio del hombre, ni el esmeralda turbio de sus ojos. ¿Y cómo puede él notar aquel color desde la ventana de un apartamento que dista casi cincuenta metros del lugar por donde transita el hombre? ¿Cómo reparar en este detalle, en lo turbulento de su efecto, si además debe concentrar la atención en las palabras que imprime sobre aquella superficie blanca, que en la pantalla del computador simula un papel común? Debe ser más bien que John es el nombre que él ha querido colocarle en la historia que escribe. John, sí, como aquel jornalero de chaleco color patata que observa Virginia Wolf camino al río donde ha de suicidarse, según Las horas, de Michael Cunningham (Y este tampoco es un nombre criollo, pero qué importa, si hay competencia en el lenguaje y, sobre todo, en la historia que narra).
John debe ser aquel, pues, y desprevenido su andar, aún cuando inicia el tránsito precisamente frente a esa calle tan peligrosa que da a su ventana, mientras él articula frases para contar su historia con la misma desaprensión de los pasos que le observa dar, uno tras otro, vaivén de brazos al descampado, oscilación del cuerpoa un lado y otro, como en recio desafío a la ley del equilibrio. Se diría un militante de la onda rap o hip-hop, si no fuera por la edad (él le calcula casi cincuenta) y porque no viste el atuendo indicado.
No, aquel es un hombre de otro ámbito. De chaqueta gris cruzada por dos botones al frente, jean azul y zapatos de suela de goma pulidísimos, parece más bien un profesor universitario. Se diría que de sociología, o de comunicación social. Pero a él no le sirve este dato, o más bien, a la historia no le sirve este dato. Así que John es un hombre imprecisable, a medio camino entre un tahúr de élite y un jíbaro de media monta, que avanza hacia un objetivo incierto.
No, tampoco le sirve que sea incierto el destino del hombre que ahora se ha detenido, justo a la mitad del camino, en actitud dubitativa. Él detiene también la marcha de sus dedos sobre el teclado, se incorpora de la silla y se aproxima a la ventana, como queriendo precisar mejor la actitud del hombre. Parece extraviado. Rebusca en
uno de sus bolsillos —el del lado izquierdo del pantalón, para más señas— y extrae un pedazo de papel que desdobla con el mismo descuido de su andar. El hombre —robusto, no cabe duda. Pesará unos noventa kilos, calcula—, observa el papelillo y de inmediato
dirige la mirada hacia los postes de luz y las esquinas superiores de las paredes adyacentes. Busca una dirección. Él vuelve a la máquina, a la pantalla blanca, al papel simulado y escribe que John —su John— avanza, con la fortaleza propia de los dueños del ritmo y la galanura, hacia la casa de una chica que ha conquistado en la fiesta
del barrio, la media noche anterior. Mientras John —el John de la calle, el hombre robusto en su chaqueta gris—, parece haber encontrado lo que busca, según indica su sonrisa y la turbulencia mayor de sus verdes pupilas.
Avanza, entonces, una vez guardado el papelillo en el mismo lugar de su extracción. Da dos, tres, cuatro pasos, de nuevo en recio desafío a la ley del equilibrio, que se le cruza enfrente, apareciendo de otra esquina, guindada en los hombros desnudos de dos
muchachos robustos, militantes de la joda y el traqueteo con hierro ardiente.
John —también robusto— les da la cara, no se retira, no aparta su humanidad del camino. Avanza, simplemente. Desprevenido, igual, o atento más bien a lo descubierto, a la dirección, o al dato que lo llevará a su destino de mal equilibrista, sin duda.
Luego el traqueteo, ¡pum! ¡pum! ¡pum!, y el desprevenido robusto cae, en franca pérdida del equilibrio. Él lo observa, a cincuenta metros de distancia, a no sabe cuántos del papel simulado en la pantalla, donde John —¡qué importa!— sigue su destino cierto a los brazos de la enamorada, aún con su billetera, sus zapatos pulidísimos, su chaqueta gris, el mismo verde turbio de los ojos y su nombre nada criollo, pero imponente, como la robusta estupidez de su indolencia. Él luego levantará el teléfono e informará a la policía. Nada más puede hacer ya por esta historia.

Mareas


Mirih Berbin. Poesía Venezolana.

Mareas es un poemario que a través de sus tres partes (Soles, Oleajes y Resacas) elabora un discurso lírico propio a partir de los elementos de la naturaleza tropical. El mar y el sol, la luz y el agua son los protagonistas de esta poesía breve y sincrética, dotada de un gran poder expresivo en la aparente sencillez de sus imágenes. La autora, mediante un adecuado dominio del lenguaje poético, va hilvanando en este conjunto de poemas una propuesta conceptual que toma el paisaje marino como referente e imagen de toda una serie de sentimientos y emociones dejando al descubierto una sensibilidad lúcida y cultivada con pasión. Mareas es un canto que celebra esas playas, ese cielo y ese mar que habita en todos nosotros, brindando aromas de ausencia, de añoranza y de recuerdo indeleble.

Conversión


Al perder el sol
se deja de podar la luz


mis mejillas no piden agua
y esta cadena de vida
convierte su santa oración


cuando camino
sobre mis hombros
encuentro que nunca me dejaste
ver noches oscuras


El sol se oculta, no se va


No pierdas el rayo de luz
que se asoma en tu boca


no desperdicies tus abrazos
en la noche


Aguarda la mañana
y ven



Intensidad


Corretea el abismo con soles
sabe a cielo


conquista espacios
pernoctando ideas


Devuelve el sentido
cuando me encuentra
Fuente: Editorial el Perro y la Rana

Sala a la calle "Las Grietas del Sol"



BAUTIZAN
"LAS GRIETAS DEL SOL".


Para lo que será su segunda publicación, Marco Tulio Gentile nos presentó hace unas pocas semanas, en la "Libería del Sur" de Barquisimeto, el libro de poesía "Las Grietas del Sol", impreso en LA eDITORIAL EL PERRO Y LA RANA y las imprentas Lara con colaboración de Juan Manuel Parada e ilustraciones de Diana Gentile. Según las palabras del reconocido poeta cubano Arístides Valdés "Si bien el recorrido a lo largo de Las grietas del sol en apariencias tiende a emponzoñarnos con el desagradable olor del pesimismo, para un ojo avisado, sin embargo, el saldo es positivo. Dada la circularidad o el carácter esferoidal que se consigue con la identificación horaria de los textos, el libro finaliza incitándonos a un regreso a sus orígenes, a una necesaria relectura, y para ese nuevo tránsito encaminado hacia la vulneración de los márgenes del círculo, el lector, como las aguas del río heraclitano, ya no ha de ser el mismo."


AQUÍ PRESENTAMOS ALGUNOS DE SUS POEMAS:


06:00 AM



Luces repentinas agotadoras cargadas
lumbres viajando inalcanzables volátiles
destellos diamantinos desperdigados inaccesibles
rayos estremeciendo días impredecibles
fulgores desesperanzados depresivos incontables
luminiscencias fatuas inconformes cromáticas
bujías insondables traspasando oscuridades
refulgentes incisiones abrillantadas fatálicas
radiaciones rebeldes peligrosas insidiosas
centellas sorbiendo todo incontrolables
relámpagos descuartizando vapores potentes
chispas infernales quemando dolorosas
velas espantando sombras impúdicas
candelas sonriendo malignas raudas
combustiones espirituales expiando detonaciones
claras en la osamenta de la mente.

05:00 PM

Hoy
Muchos se enorgullecen de llevar una aureola
e imaginan un día en que la suya
sea las más brillante de todas

Surcan las calles exhibiéndola
Y aunque hieda
no pueden dejar de usarla
El disco se transfigura
con el tiempo
en un sello mortecino
En la voluntad enorgullecedora
Egoísta
Brillante como una EXPLOSIÓN
para todos mortal
y para sí, glorificadora.

07:00 PM

Sometida a los caprichos del viento
pierde el agarre y desfallece
como si arrastrada por los pies
la despegaran de la mecha.

Un aliento negro se le acerca
tratando de atraparla en un bocado
Y la médula azul agonizante
se aferra a la braza del pabilo.

La llama se sacude con renuencia
Y a cada embate del viento reaparece

¿Podrá la vela, sin la mano
quitarse la noche a sombrerazos?

¿Que es la vela
La noche
La mecha?

¿Quién es el viento
Quién hala por los pies
Quién mete la mano?

12:00 AM

Una vez que se ha visto
desnudo al verbo
ya se está condenado a las tinieblas
Entonces ya no hay logros ni oficios
orden o historia
La realidad se tapa la nariz
cuando ve a uno
El amigo recoge su abrazo
y la mujer pide el divorcio.



03:00 AM

Ya no me interesa descubrir
Perfeccionar
Pulir hasta verme allí
Baja el día
en que la poesía nos niega tres veces
se besa con Judas
y monta una agencia de seguros.

El Pirómano

P.J. Pisanu. Tovar. Edo. Mérida Venezuela. 1962. Licenciado en Letras por la Universidad de Los Andes. Narrador. Ha publicado algunos cuentos en antologías del Táchira. Este cuento forma parte del libro El Diario de Brom y otros relatos (1998) editado por el Fondo Editorial Toituna. Ha ganado en los siguientes concursos: Circuito de Literatura 1992, Mención Cuento con: El Premio; Circuito de Literatura 1993, Mención Dramaturgia con la obra Al Borde del Río (ambos premios fueron otorgados por la Dirección de Cultura y Bellas Artes del Estado Táchira). (pjpisanu@hotmail.com)

Fuente:
http://aet.ve.tripod.com/

Inspirado fuertemente pos las películas de tendencias incendiarias como Lo Que El Viento Se Llevo, Al Rojo Vivo, Infierno En La Torre y Fahrenheit 451, salí con grandes deseos de imitar todo lo visto en la pantalla. Nadie imaginaria el delirio gozoso que me produjo ver arder y destruirse la biblioteca medieval de una abadía en El Nombre De La Rosa.

Mis ansias de pirómano disoluto se desataron de una manera incontenible. Empecé por quemar los pocos libros que tenia, porque yo odiaba los libros y en especial la literatura por encontrarla sosa, aburrida, meningítica y en algunos casos hasta oligofrénica.

Mi historial clínico como pirómano se remontaba a una infancia llena de fuegos inocentes. Conocí la existencia del fuego por un tío degenerado que tuve, llamado Prometeo. Me regaló un encendedor con el cual me inicié quemándole un vestido a una muñeca de mi hermana. Posteriormente incendie la muñeca como ritual de sacrifico a uno de esos dioses infantiles que inventé.

El odio que le tome a las letras tuvo raíces distintas. Ya a los 5 años fumaba cigarrillos, con ellos quemaba libros, juguetes y hasta el hábito de una monja. La maestra como típica neurótica me regañaba constantemente por no distinguir la "o" de la "i". Eso duró hasta el día en que cansado de su mal carácter decidí quemarla en presencia de los demás niños.

Desde ese día la Educación cambió sus concepciones dictatoriales y pasó a ser liberadora para sonrisa de Paulo Freire.

A pesar de esos cambios mis notas seguían estancadas en cero, por lo que mi primer acto de lucidez fue quemar el boletín de calificaciones. Después de ese acto patriótico de mi parte quemé los libros de primeras lecturas por considerarlas decadentes y poco imaginativas. Mi mal tenía sus raíces en mis antepasados, de eso no tenía la menor duda. Mi madre tenia por costumbre dejar quemar los alimentos. Mi padre en sus días de revolucionario quemaba cauchos y de vez en cuando uno que otro autobús. Más tarde le dio por quemar taxis y taxistas por el desmesurado rencor que les tenía debido a sus abusivos cobros. Entró en una fase internacionalista, en ese entonces comenzó a robar banderas a las embajadas y quemarlas en actos de protesta.

Mis antepasados eran terribles, cuentan que ellos fueron los que quemaron la biblioteca de Alejandría por no saber leer. Dicen que Atila también pertenece al tronco de nuestra familia, quemó ciudades enteras con la excusa de tener frío o que detestaba ciertos diseños arquitectónicos. La familia es grande. Muchos miembros participaron dentro de las juventudes hitlerianas haciendo piras públicas de libros. Luego les dio por quemar judíos, ellos eran así, se entusiasmaban con algo y luego se aburrían y buscaban otra cosa que quemar. Mi tío, Juan ignitólogo, se dedico al atletismo con la intención de llevar la antorcha olímpica hasta un reactor atómico para ver lo que pasaba. Pero jamás le dieron la oportunidad de hacerlo por lo que en venganza quemó una delegación deportiva completa en los juegos interterroristas levados a cabo en Libia.

Mi niñez fue una etapa de grandes incendios. A los diez años fue mi etapa experimentalista, achicharrando vivas las gallinas de la casa con gruesas lupas. Luego fue la cola del gato. Mi primer trabajo contra los libros fue quemar Don Quijote De La Mancha, página por página, a la vez que lo iba leyendo y haciéndome la firma idea de lo mediocre que fue Cervantes como escritor. Después fue La Divina Comedia. Transcurrió bastante tiempo y el número de libros incinerados aumentó. Por mis manos pasaron El Decamerón, El Discurso Del Método, las obras completas de Shakespeare, las de Lope de Vega, las de Moliere, de Corneille, de Sor Juana Inés de la Cruz y otros tantos que chamuscan mi débil memoria.

Ahorré durante meses, trabajando como incinerador de basura del Aseo Urbano. El trabajo no me parecía nada interesante, sobre todo porque el quemar la basura no tiene ningún mérito, no así quemar artefactos nuevos y muy caros. Con los ahorros de este cruel trabajo me compre un lanzallamas de segunda mano y me dediqué a quemar cines con todo y espectadores, desde ese día veía películas solo. Fahrenheit 451 me inspiró para utilizar mi lanzallamas quemando todas las bibliotecas del mundo, una a una fui incendiándolas hasta que solo quedó una. Esta noche se reunirán para un taller mecánico de versos y de prosas descompuestas o algo así por el estilo. Entraré disfrazado como el director de la biblioteca de pirómano confundido.