Cesare Pavese (Italia, 1908-1950) Estudió filología inglesa en la ciudad de Turín y tras su licenciatura se dedicó a traducir a numerosos escritores norteamericanos, así como a escribir crítica literaria. Sus escritos antifascistas, publicados en la revista Cultura, lo condujeron a la cárcel. Publicó los siguiente libros: Allá en tu aldea (narrativa 1941), la playa (narrativa 1942), El compañero (narrativa 1947), Diálogos con Leucó (poesía 1947), La casa de la colina (narrativa 1949), La luna y las fogatas (narrativa 1950), El oficio de vivir (diario póstumo,1952).
DISCIPLINA ANTIGUA
Los borrachos no saben hablar a la mujeres
y se han dispersado; nadie los quiere.
Van despacio por la calle, la calle y los faroles
no tiene fin. Alguno camina más lejos:
pero no hay nada que temer, mañana regresan a casa.
El borracho que se aleja, piensa que está con mujeres
-los faroles son siempre los mismos y las mujeres, de noche,
son siempre las mismas-: ningna lo escucha.
El borracho discurre y las mujeres no quieren.
Estas mujeres que ríen son las palabras que dide:
¿Por qué ríen tanto las mujeres o, si lloran, gritan?
El borracho desearía una mujer borracha
que escuche sumisa. Pero aquellas lo ensordecen
“Para tener ese hijo, hay que pasar por nosotras”.
El borracho se abraza a un camarada borracho,
que esta noche es su hijo, nacido no de aquellas.
¿Cómo puede una mujercita que llora y que chilla
hacerle un hijo camarada? Si aquel está borracho,
en su paso tambaleante no recuerda a las mujeres,
y los dos avanzan en paz. El hijo que cuenta
no nació de mujeres -sería el también
una mujer-. El camina con el padre y discurre:
los faroles le duran toda la noche.
DISCIPLINA ANTIGUA
Los borrachos no saben hablar a la mujeres
y se han dispersado; nadie los quiere.
Van despacio por la calle, la calle y los faroles
no tiene fin. Alguno camina más lejos:
pero no hay nada que temer, mañana regresan a casa.
El borracho que se aleja, piensa que está con mujeres
-los faroles son siempre los mismos y las mujeres, de noche,
son siempre las mismas-: ningna lo escucha.
El borracho discurre y las mujeres no quieren.
Estas mujeres que ríen son las palabras que dide:
¿Por qué ríen tanto las mujeres o, si lloran, gritan?
El borracho desearía una mujer borracha
que escuche sumisa. Pero aquellas lo ensordecen
“Para tener ese hijo, hay que pasar por nosotras”.
El borracho se abraza a un camarada borracho,
que esta noche es su hijo, nacido no de aquellas.
¿Cómo puede una mujercita que llora y que chilla
hacerle un hijo camarada? Si aquel está borracho,
en su paso tambaleante no recuerda a las mujeres,
y los dos avanzan en paz. El hijo que cuenta
no nació de mujeres -sería el también
una mujer-. El camina con el padre y discurre:
los faroles le duran toda la noche.
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