Provincias desnudas



Dayana Alastre (Valencia, Edo. Carabobo; 1974). Licenciada en Educación Inicial por la Universidad de Carabobo. Es integrante del grupo literario “Litterae ad Portam” así como del comité de redacción de la revista Tuna de Oro. Ha publicado Geografías tenues (2005).
Fuente: "Colección Poesía Venezolana". Breves.

XIV

Un cortejo de estrellas
enciende esta ceremonia
los espejos
se suspenden
para observar el azote
de la quietud
tu brújula
forja nidos en mi vientre
y el rocío de tu lengua
arde en este exilio

ENTREVISTA A GABRIEL JIMÉNEZ EMÁN










Por Juan Manuel Parada.


Cuentista, narrador, ensayista, traductor, editor independiente, crítico literario, profesor y poeta. Su obra ha sido traducida a varios idiomas y recogida en antologías latinoamericanas y europeas. Actualmente, uno de los cuentistas más leidos en el país, compartimos esta entrevista para seguir ampliando, e incluso debatiendo, en torno al cuento.

1. Cortázar afirma que el cuento contemporáneo se propone como una máquina infalible destinada a cumplir su misión narrativa con la máxima economía de medios. ¿sigue vigente esa aseveración?

R.- Sí claro, sigue vigente esa aseveración del gran cronopio. Aunque no estoy seguro que el cuento sea una “máquina infalible” y tampoco que tenga una misión. ¿Lo enunció así Cortázar? No se, es raro. En todo caso el cuento es el formato narrativo que se debe más a la precisión, a expresar de manera contundente, sin ambages, sin retórica, sin afeites, la condición interior y social del hombre, y no sólo del hombre: de los animales (y lo animal) de los árboles, plantas, flora, cielo, universo, cosmos, muerte: todo lo conocido y lo que pretendemos conocer: lo huidizo, lo falible, lo dudoso, lo fallido que es donde está lo humano, porque lo humano no sólo está en lo edificante, lo trascendente o lo universal, que pueden ser modos de esconder lo otro, lo esencial. El cuento revela, descubre, crítica con su flecha terrible, y esto lo ha demostrado en la historia desde que nació en la tradición oral, parta luego convertirse en cuento literario, con una fuerza estética similar, en todas las culturas.

2. ¿Cuáles son las claves para construir un relato visual?

R.- No tengo claves para nada, no sé nada de eso. Aunque una vez redacté un ensayo, “Un arte narrativo de la imagen”, que puede leerse en mi libro Provincias de la palabra, el cual puede decir algo en esa dirección. Allí realizo una argumentación en ese sentido. He dicho que mis cuentos se basan inicialmente en una imagen visual, ese es el punto de partida; no es una historia que me cuenten o un argumento prestado, nacen casi todos mis cuentos de una imagen visual que luego tiene ramificaciones hacia otros sentidos y se vuelve experiencia sinestésica, donde lo visual sólo es un arranque para echar andar un mecanismo de relojería donde todo debería estar en su lugar, porque el cuento debe ser certero, no puede darse el lujo de desperdiciar palabras. Entonces el cuento gana cada vez más lectores sobre todo por eso, porque el lector de hoy ya no tiene tiempo para perderse leyendo idioteces, para ir nadando en un río de palabras innecesarias.

3.- Es importante el espíritu sensorial a través del texto narrativo?

R.- Sí, claro, sin sentidos no hay nada, tú no puedes hacer un texto creativo puramente intelectual, un texto que sea una mera elucubración o circunloquio de palabras, que pueden estar muy bien escritas o elegantemente dichas pero que no convencen, no mueven el piso. La literatura de los sentidos por sí sola tampoco dice nada, debe haber un complemento conceptual que la mueve, una idea original o sugerente que la urda a un entramado de palabras capaz de conmover. Conmover y convencer: he ahí dos aspectos centrales.

4.- ¿Cómo se logra la naturalidad en el arte de narrar?

R.- La naturalidad se logra escribiendo sin pensar, escribiendo toneladas de palabras como un río. Y después, ponerse a corregir incansablemente ese río, que es el trabajo artesanal de poner los clavitos, las tachuelas aquí y allá, para logar el equilibrio de la forma. Son dos trabajos complementarios.

5.- ¿Qué es el estilo?

R.- El estilo no es nada, la mayoría de las veces puede ser una entelequia, una trampa. Esa cosa de los “estilistas”, de los tipos que escriben bien, escriben perfecto y luego dan clases de estilo, puede una broma pesada o una pose, una impostura. Lo que se debería alcanzar en todo caso es una voz, una escritura- un idiolecto, no un estilo. Aquello de que “el estilo es el hombre” es una cosa ridícula, superada, una frase vacía hoy día. Puede que en su tiempo, pudiera haber tenido un sentido, pero ahora no le veo la vigencia.

6. ¿Continúa vigente la estructura Presentación, Conflicto y desenlace para el desarrollo de un cuento?

R.- Para nada. Lo que debería haber en todo caso es una forma trabajada de modo implacable, pero ya no hay estructuras preconcebidas para el cuento, ni decálogos, ni métodos, ni nada de eso. Cada escritor debe inventar su forma, su idiolecto, su mundo, el estilo y los encasillados son lo de menos.

7.- ¿Algunas claves para lograr la intensidad narrativa?

R.- De claves no sé nada. A lo sumo se me ocurre que el acto de escribir puede asumirse como hacer el amor, beber un trago o disfrutar de una buena charla o comida con los amigos o la familia, o una discusión con buenos contrincantes, con opositores inteligentes.

8.- ¿Cómo se construye un personaje creíble?

R.- El asunto de la verosimilitud es uno de los más complejos en el arte narrativo, llevar al plano de la credibilidad algo que es inventado, que es ficción, que el lector te crea esa “mentira”, en eso consiste quizá el trabajo más arduo del narrador, y la verdad es que no sé como se logra, será en todo caso con trabajo y más trabajo, cometiendo errores que pueden ser luminosos y viviendo muchas cosas intensas, pero sobre todo leyendo mucho. Los personajes de Hemingway, por ejemplo, en lengua inglesa, son soberbios, extraordinarios, impactantes, están sacados de algo profundamente vital; los personajes cotidianos de Raymond Carver realmente están creados para que tú les creas todo. Los personajes de Gallegos, son creados en tres líneas, es algo mágico como Gallegos puede crear personajes con algunas pinceladas, así de un solo tirón, y cómo García Márquez te emplaza directamente a dialogar con sus personajes. Es algo que sólo logran estos maestros.

9.- ¿Importancia de los diálogos en el cuento moderno?

R.- Un narrador debería escribir siempre como si dialogara con todo. El diálogo es lo más importante de un cuento, tanto el diálogo que se halla entre guiones, como aquel que se inserta en el cuerpo de la prosa corrida, o el monólogo interior que también es un diálogo pero consigo mismo, todos son formas del diálogo, sin el cual el cuento ni la novela y ni siquiera la literatura existirían.

Como si fuera esta noche la última vez


Nelson González Leal (Maracaibo, Edo. Zulia, 1965) Escritor, periodista y fotógrafo. En la actualidad ejerce funciones diplomáticas en la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Brasil. Obtuvo el primer premio en el XLVIII Concurso Anual de Cuentos del diario El Nacional (1993). Ha publicado los libros Entre grillos y soledades (1986), Una pista sutil (1988), Un paseo por la narrativa venezolana. Ocho relatos cortos (1988), Esa pequeña porción del paraíso (2001), Pensar la Patria (2004) y Días Felices. Trece crónicas y una coda (2005).


Como si fuera esta noche la última vez y otros relatos reúne una serie de ficciones desarrolladas en un contexto urbano, teñidas de un tono sutil, íntimo e irónico. En ellas el lector se acercará a reflexiones sobre la naturaleza humana y los dilemas existenciales a los que se enfrenta el individuo contemporáneo.


TE PRESENTAMOS UNA MUESTRA DE SUS RELATOS (FUENTE: "COLECCIÓN PÁGINAS VENEZOLANAS" )


El hombre robusto

¿No se llama John el hombre robusto de chaqueta gris que cruza la esquina del parque con ese andar desprevenido? Pero John no es un nombre criollo, y tampoco lo es el cabello rubio del hombre, ni el esmeralda turbio de sus ojos. ¿Y cómo puede él notar aquel color desde la ventana de un apartamento que dista casi cincuenta metros del lugar por donde transita el hombre? ¿Cómo reparar en este detalle, en lo turbulento de su efecto, si además debe concentrar la atención en las palabras que imprime sobre aquella superficie blanca, que en la pantalla del computador simula un papel común? Debe ser más bien que John es el nombre que él ha querido colocarle en la historia que escribe. John, sí, como aquel jornalero de chaleco color patata que observa Virginia Wolf camino al río donde ha de suicidarse, según Las horas, de Michael Cunningham (Y este tampoco es un nombre criollo, pero qué importa, si hay competencia en el lenguaje y, sobre todo, en la historia que narra).
John debe ser aquel, pues, y desprevenido su andar, aún cuando inicia el tránsito precisamente frente a esa calle tan peligrosa que da a su ventana, mientras él articula frases para contar su historia con la misma desaprensión de los pasos que le observa dar, uno tras otro, vaivén de brazos al descampado, oscilación del cuerpoa un lado y otro, como en recio desafío a la ley del equilibrio. Se diría un militante de la onda rap o hip-hop, si no fuera por la edad (él le calcula casi cincuenta) y porque no viste el atuendo indicado.
No, aquel es un hombre de otro ámbito. De chaqueta gris cruzada por dos botones al frente, jean azul y zapatos de suela de goma pulidísimos, parece más bien un profesor universitario. Se diría que de sociología, o de comunicación social. Pero a él no le sirve este dato, o más bien, a la historia no le sirve este dato. Así que John es un hombre imprecisable, a medio camino entre un tahúr de élite y un jíbaro de media monta, que avanza hacia un objetivo incierto.
No, tampoco le sirve que sea incierto el destino del hombre que ahora se ha detenido, justo a la mitad del camino, en actitud dubitativa. Él detiene también la marcha de sus dedos sobre el teclado, se incorpora de la silla y se aproxima a la ventana, como queriendo precisar mejor la actitud del hombre. Parece extraviado. Rebusca en
uno de sus bolsillos —el del lado izquierdo del pantalón, para más señas— y extrae un pedazo de papel que desdobla con el mismo descuido de su andar. El hombre —robusto, no cabe duda. Pesará unos noventa kilos, calcula—, observa el papelillo y de inmediato
dirige la mirada hacia los postes de luz y las esquinas superiores de las paredes adyacentes. Busca una dirección. Él vuelve a la máquina, a la pantalla blanca, al papel simulado y escribe que John —su John— avanza, con la fortaleza propia de los dueños del ritmo y la galanura, hacia la casa de una chica que ha conquistado en la fiesta
del barrio, la media noche anterior. Mientras John —el John de la calle, el hombre robusto en su chaqueta gris—, parece haber encontrado lo que busca, según indica su sonrisa y la turbulencia mayor de sus verdes pupilas.
Avanza, entonces, una vez guardado el papelillo en el mismo lugar de su extracción. Da dos, tres, cuatro pasos, de nuevo en recio desafío a la ley del equilibrio, que se le cruza enfrente, apareciendo de otra esquina, guindada en los hombros desnudos de dos
muchachos robustos, militantes de la joda y el traqueteo con hierro ardiente.
John —también robusto— les da la cara, no se retira, no aparta su humanidad del camino. Avanza, simplemente. Desprevenido, igual, o atento más bien a lo descubierto, a la dirección, o al dato que lo llevará a su destino de mal equilibrista, sin duda.
Luego el traqueteo, ¡pum! ¡pum! ¡pum!, y el desprevenido robusto cae, en franca pérdida del equilibrio. Él lo observa, a cincuenta metros de distancia, a no sabe cuántos del papel simulado en la pantalla, donde John —¡qué importa!— sigue su destino cierto a los brazos de la enamorada, aún con su billetera, sus zapatos pulidísimos, su chaqueta gris, el mismo verde turbio de los ojos y su nombre nada criollo, pero imponente, como la robusta estupidez de su indolencia. Él luego levantará el teléfono e informará a la policía. Nada más puede hacer ya por esta historia.

Mareas


Mirih Berbin. Poesía Venezolana.

Mareas es un poemario que a través de sus tres partes (Soles, Oleajes y Resacas) elabora un discurso lírico propio a partir de los elementos de la naturaleza tropical. El mar y el sol, la luz y el agua son los protagonistas de esta poesía breve y sincrética, dotada de un gran poder expresivo en la aparente sencillez de sus imágenes. La autora, mediante un adecuado dominio del lenguaje poético, va hilvanando en este conjunto de poemas una propuesta conceptual que toma el paisaje marino como referente e imagen de toda una serie de sentimientos y emociones dejando al descubierto una sensibilidad lúcida y cultivada con pasión. Mareas es un canto que celebra esas playas, ese cielo y ese mar que habita en todos nosotros, brindando aromas de ausencia, de añoranza y de recuerdo indeleble.

Conversión


Al perder el sol
se deja de podar la luz


mis mejillas no piden agua
y esta cadena de vida
convierte su santa oración


cuando camino
sobre mis hombros
encuentro que nunca me dejaste
ver noches oscuras


El sol se oculta, no se va


No pierdas el rayo de luz
que se asoma en tu boca


no desperdicies tus abrazos
en la noche


Aguarda la mañana
y ven



Intensidad


Corretea el abismo con soles
sabe a cielo


conquista espacios
pernoctando ideas


Devuelve el sentido
cuando me encuentra
Fuente: Editorial el Perro y la Rana

Sala a la calle "Las Grietas del Sol"



BAUTIZAN
"LAS GRIETAS DEL SOL".


Para lo que será su segunda publicación, Marco Tulio Gentile nos presentó hace unas pocas semanas, en la "Libería del Sur" de Barquisimeto, el libro de poesía "Las Grietas del Sol", impreso en LA eDITORIAL EL PERRO Y LA RANA y las imprentas Lara con colaboración de Juan Manuel Parada e ilustraciones de Diana Gentile. Según las palabras del reconocido poeta cubano Arístides Valdés "Si bien el recorrido a lo largo de Las grietas del sol en apariencias tiende a emponzoñarnos con el desagradable olor del pesimismo, para un ojo avisado, sin embargo, el saldo es positivo. Dada la circularidad o el carácter esferoidal que se consigue con la identificación horaria de los textos, el libro finaliza incitándonos a un regreso a sus orígenes, a una necesaria relectura, y para ese nuevo tránsito encaminado hacia la vulneración de los márgenes del círculo, el lector, como las aguas del río heraclitano, ya no ha de ser el mismo."


AQUÍ PRESENTAMOS ALGUNOS DE SUS POEMAS:


06:00 AM



Luces repentinas agotadoras cargadas
lumbres viajando inalcanzables volátiles
destellos diamantinos desperdigados inaccesibles
rayos estremeciendo días impredecibles
fulgores desesperanzados depresivos incontables
luminiscencias fatuas inconformes cromáticas
bujías insondables traspasando oscuridades
refulgentes incisiones abrillantadas fatálicas
radiaciones rebeldes peligrosas insidiosas
centellas sorbiendo todo incontrolables
relámpagos descuartizando vapores potentes
chispas infernales quemando dolorosas
velas espantando sombras impúdicas
candelas sonriendo malignas raudas
combustiones espirituales expiando detonaciones
claras en la osamenta de la mente.

05:00 PM

Hoy
Muchos se enorgullecen de llevar una aureola
e imaginan un día en que la suya
sea las más brillante de todas

Surcan las calles exhibiéndola
Y aunque hieda
no pueden dejar de usarla
El disco se transfigura
con el tiempo
en un sello mortecino
En la voluntad enorgullecedora
Egoísta
Brillante como una EXPLOSIÓN
para todos mortal
y para sí, glorificadora.

07:00 PM

Sometida a los caprichos del viento
pierde el agarre y desfallece
como si arrastrada por los pies
la despegaran de la mecha.

Un aliento negro se le acerca
tratando de atraparla en un bocado
Y la médula azul agonizante
se aferra a la braza del pabilo.

La llama se sacude con renuencia
Y a cada embate del viento reaparece

¿Podrá la vela, sin la mano
quitarse la noche a sombrerazos?

¿Que es la vela
La noche
La mecha?

¿Quién es el viento
Quién hala por los pies
Quién mete la mano?

12:00 AM

Una vez que se ha visto
desnudo al verbo
ya se está condenado a las tinieblas
Entonces ya no hay logros ni oficios
orden o historia
La realidad se tapa la nariz
cuando ve a uno
El amigo recoge su abrazo
y la mujer pide el divorcio.



03:00 AM

Ya no me interesa descubrir
Perfeccionar
Pulir hasta verme allí
Baja el día
en que la poesía nos niega tres veces
se besa con Judas
y monta una agencia de seguros.