Poética


Tratado de Poesía. Autor: José Antonio Yepes Azparren. Barquisimeto.



1

El poema, más que partir del silencio, aspira a él. Habría que agregar todavía: Los poemas más perfectos han sido escritos en la proximidad o sobre esos fondos de los silencios.

2

El poema es, pues, fecundado por el silencio o trazado por él. Pueden borrarse sus palabras, puede rescribirse o traducirse a otra lengua. Lo fundamental no es lo que dicen sus palabras, sino sus silencios. Alguien debió decir esto antes, inevitablemente.

3

Escribir desde el silencio es escuchar los primeros latidos del poema por venir. (Poema repleto de porvenir). En ese momento entramos en la nada sonora. Porque la nada no está vacía: es SUNYATA, que en sánscrito quiere decir; la nada está llena. ¿De qué está llena o qué contiene esta nada germinante o creadora? Del silencio de donde nace la palabra. Y en ese silencio hay música que nos va llegando de muy lejos.

4

La escritura comienza cuando el poeta comprueba que el silencio no es total, lo mismo que la oscuridad fue creada de luz. Entreoír las primeras sílabas y consonantes del poema, a partir de trozos o fragmentos de música apenas audibles que recién comienzan a llegar, significa la comprobación de que la nada o el silencio están llenos de revelaciones que el poema debe buscar.

5

Emprender la búsqueda. Escribir o asumir la escritura como quien cava hondo. Y ¿qué buscamos al escribir? Lo no escrito antes, lo no escuchado, lo increado, las revelaciones que trae consigo todo poema naciente.

6

No puedo creer jamás en un poema ni me interesa ninguno que no sea una indagación de una realidad otra. No sabida. No conocida.

7

Escribimos entre perplejidades en busca de revelaciones. No sabemos lo que nos será dado traer a la página en la blanco.

8

Seguir los latidos de un poema naciente. Escribir sus primeras palabras, sus primeras líneas. Es dejarse llevar por una aventura de creación. La escritura así expuesta es peregrinaje. Ir hasta los confines del mundo: Hasta esa nada secreta que no sabemos dónde está, pero a la que siempre accedemos si el poema que nos llama existe ya en un no lugar, en otra dimensión.

9

El poeta es un náufrago de muy lejos. La poesía, la palabra rescatada de un naufragio…escribí hace siete años.

10

Tierra de nadie. Nada. Lugar de la poesía. Territorio siempre por descubrir por primera vez. A nuestro regreso, no sabemos dónde está ni dónde hemos estado. Sólo tenemos la certeza de que hemos regresado de ese otro allá, que allí estuvimos.

11

No me queda ninguna duda de que esa nada a la que accedemos como el privilegio más inmenso y, a un tiempo, el más humilde del mundo o de la existencia, es el mismo lugar donde Dios habita o donde Él habita en nosotros.

12

Si somos creación del Dios y el mundo es también territorio de ese milagro creador, es natural que también exista ese lugar de la creación y que podamos visitarlo. Es natural, de igual modo, que sepamos que existe un umbral para acceder a él, pero es imprescindible que no sepamos dónde se encuentra. Es indispensable ese enigma y que las señales para llegar no existan. Llegaremos, si persistimos, por una magia que desconocemos.

13

Sí, la poesía es una forma de religión. No la concibo de otra manera. No concibo la poesía sin la existencia de Dios. Él, que es origen de todo.

14

Los hindúes hablan del Gran Brahmán, fuente y centro de todo conocimiento Y sostienen que está dentro de cada uno de los hombres que antes estuvieron, de los que se encuentran hoy entre nosotros y de los que vendrán luego… Ese centro o lugar nos habla si dejamos que el silencio nos invada. Indispensable es dejar los diálogos internos, entrar en reposo, en esa la nada donde nos es dado meditar. La escritura auténtica surge de esa meditación trascendente y secreta. No hay que hacer alardes de lo que muy pocos conocen.

15

Un poeta entrañable dijo que el primer verso nos los dictan los dioses. Yo diría asimismo que todo el poema no es dictado. Somos apenas traductores, apenas un instrumento para que el poema se cumpla, si somos capaces de traducir a plenitud esa sonoridad (esa nada) hecha música de donde surge, después del silencio, la palabra.
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El poema nace por la música, se vuelve CANZONNE. Así la concebía Dante, el primero de los poetas de Occidente. No estaba equivocado. No escribimos de otra forma que traduciendo la música que va surgiendo de la nada a las palabras. Si traducimos con irreprochable fidelidad el poema que nos canta desde un más allá, el poema también cantará en nuestra lengua.

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Ya lo dije antes: Ese más allá es la nada. Tierra de la poesía. Gran Brahmán. Lugar de la creación. Territorio donde nos espera todo el conocimiento. El poema como revelación y método de indagación... No podemos ser inocentes y creer que somos otra cosa distinta a traductores, los que tenemos la humilde tarea de traer de la nada, cada vez que nos es dado, un poema nuevo a nuestro idioma.

18

¿Mi po(ética) es una pretensión de humildad? La única pretensión del poeta es atreverse a ser traductor de lo que antes no existía.
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¿Hablamos por quién o por qué? Por una voz que nos visita. Que esa voz sea de Dios o no, es cuestión de creencia o de fe. En mi lugar, no hace falta que diga cuáles son mis creencias; pues mi única ambición no es aleccionar a nadie: tan sólo escribir poemas.
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Escribimos interpretando una música entre los silencios, buscando esas palabras que la música nos revela. Tenemos que afinar el oído. Estar a la espera del poema, vivir alerta en esa escucha.
21

Escribimos por fonación y por creación. La creación nace del amor a los enigmas y a la pasión por escuchar esa voz que nos va revelando no a un personaje que somos, sino a muchos otros que nos habitan.

22

No creo que al escribir, esa voz o voces varias nos inventen. Escribimos. Poblamos el mundo de palabras…

23

Lo demás importa muy poco o nada.

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