Roman Chalbaud, el señor del cine venezolano

Caracas.- Román Chalbaud palmea con cariño a la perra de pelo miel. Ella responde juguetona al contacto. Él la mira y sin embargo, por segundos, parece no estar presente en el lugar. Su mente, quizás, revisa las escenas que faltan por montar de Pandemonium, su más reciente película.

RC: Es como el monstruo de Frankestein -comenta con voz pesada, ajena- va creciendo, adquiriendo vida propia. Cuando se hace una obra, se piensa que determinada escena es maravillosa, pero luego al verla en pantalla, te das cuenta de que no era tan buena como tú pensabas. Y otra cosa a la que no le diste importancia, como un detalle de transición, resulta que cobra un gran valor.

VS: Las horas de montaje se ven reflejadas en su rostro, en su cuerpo.

RC: Ahora es mucho mas rápido montar, porque se tiene el video a mano, ya tengo montados cinco rollos y son diez - dice mientras observa por el balcón el grupo de edificios, el trozo de Ávila, el retazo de un cielo azul casi blanquecino.

VS: Estas últimas semanas han sido de mucho trabajo para Román Chalbaud, pues además de dedicarse al montaje de Pandemonium, prepara el reestreno de Reina Pepeada en el Teatro del Paraíso. Y seguramente, con la celebración de los 100 años del Cine Venezolano no faltará quien le haga otra entrevista o solicite afanoso alguna declaración al respecto.

RC: Fui a mejorar mi inglés a la Universidad de Nueva York. Estando allí conocí a los Strasberg. Un día, Ana Strasberg me comentó que su esposo, Lee, iba a dictar un curso para directores profesionales de todo el mundo. Me inscribí. Los participantes eran directores consagrados de Japón, Alemania, Estados Unidos, México, Transilvania. Ese fue el último curso que dio Strasberg.

VS: Durante doce martes, de diez de la mañana a cuatro de la tarde, Chalbaud y los otros cineastas se reunían y trabajaban en el Teatro Marilyn Monroe.

RC: Teníamos como tarea dirigir escenas de obras, las cuales previamente eran aceptadas o no por Lee. Los actores eran los alumnos del Actor's Studio. El ejercicio consistía en presentar la escena, el la criticaba y por lo general la hundía. Recuerdo que a mi me tocó de primero: había preparado una escena de Yerma, de García Lorca. A la actriz la destrozó, pero elogió mucho la puesta en escena, cosa que el nunca hacía, de esto último me enteré después.

Uno aprendía de sus críticas, de sus observaciones

RC: Si vas a dirigir por el método, los actores que están bajo tu égida tienen que conocerlo perfectamente. Cuando hago una película, no puedo usar el mismo método con todos los actores, porque unos no saben lo que es, otros vienen de la televisión, otros son novatos. Sin embargo, esos conocimientos te permiten guiar a un intérprete y darte cuenta de la entrega que es la actuación.

RC: En el cine la mirada es muy importante, los ojos dicen todo, como si fueran una radiografía. Si vas por una calle, miras a un hombre a los ojos y captas que algo terrible le sucede... y él no está hablando. Eso es cine.

RC: Ensayo mucho cuando estoy por hacer una película. Hago muchos ensayos de mesa, leemos una y otra vez el guión. De manera que cuando los actores llegan a la filmación, saben perfectamente en que momento de la película están, que es lo que quiero de ellos. Si, el primer día de rodaje, empezamos a filmar en la escena cuarenta, ellos saben a que situación se enfrentan, de donde vienen. En cambio, en la televisión, no se ensaya nada y los directores por lo general no dirigen, las cámaras lo hacen. Lee Strasberg llamaba a los de televisión directores de tránsito: Entre por aquí, abra la puerta, siéntese en esa silla, párese, vaya a la ventana... es como dirigir el tráfico y eso no es dirigir.
VS: ¿Y el dinero?
RC: Por mi haría una película al año, tengo innumerables ideas, por ejemplo quiero llevar al cine la pieza Reina Pepeada. Si tuviera el dinero ahorita, la filmaría. Pero no, primero tengo que buscar quien pone dinero. El único ente que invierte dinero aquí es el Centro Nacional de Cinematografía y antes era Foncine. Aquí no hay productores que metan dinero en el cine.
RC: Porque realmente no es un negocio. En los setenta, las películas se pagaban y eso me permitió hacer 16 filmes. Uno al año, una vez hice dos en un año. La quema de Judas costó 900 mil bolívares, la siguiente, Sagrado y obsceno costó un millón 200 mil. Así ha ido subiendo hasta Pandemonium que costó 130 millones. Solo el negativo, 70 mil pies, fueron 20 millones. Entonces, si la película cuesta 120 millones y a ti te toca el 28% de la taquilla, para recuperar la cinta se tienen que recaudar en Venezuela 360 millones... yo no sé si eso ha sucedido. Creo que no, pero si los da son películas como Rambo.
RC: Pasa también que la televisión no ha querido entrar en el negocio del cine. En la Ley de Cine aparecía que la televisión debería invertir dinero en películas venezolanas, pero se han negado. En otros países hay lo que se llama el derecho de antena: por ejemplo se va a hacer una película española y si es de interés para Televisión Española, te dan el 40 % del costo y a cambio les das el derecho de transmitirla dos años después. Esa es la lucha tan terrible que se mantiene en el país, porque eso aquí no se hace.
RC: Volví a la televisión porque uno tiene que vivir de algo. Además lo hice con proyectos considerados dignos dentro del medio: Nuestra Señora de Coromoto y los 30 primeros capítulos de El perdón de los pecados, de Ibsen. Me gané un dinero que invertí en la película y además necesitaba para vivir... los quince y los últimos tienes que pagar una serie de cosas. Sin embargo, estuve fuera del medio televisivo desde el 81, porque el cine me lo permitió.

VS: El cine es la expresión cultural de nuestro país. ¿No tenemos derecho a opinar artísticamente sobre nuestros problemas, el amor, la economía o los problemas del mundo?
RC: Pienso que me tengo que expresar en mi país y seguir el hilo de lo que aquí sucede. Vivo aquí, soy venezolano. Sin embargo, me contratan afuera, estuve año y medio en Puerto Rico haciendo una novela. Tormento, de Pérez Galdos. ¿Ves?, me llaman pero no para quedarme, pienso que tengo que hacer mi labor en Venezuela.
VS: Tengo que agregar a Luís Alberto Lamata, porque después de Jericó y Desnudo con naranjas se ha convertido en uno de los mas importantes directores venezolanos.
RC: La que más me sigue gustando es Araya, porque es cine puro. Es un poema. También admiro muchísimo a otras películas del cine venezolano: 'Oriana', 'Disparen a matar'...aunque a Araya yo le tengo un cariño muy especial.
RC: Es muy difícil escoger. El pez que fuma es una película que todavía me trae grandes alegrías, me llevan a todas partes del mundo cuando exhiben El pez que fuma. A estas alturas se ha convertido en un clásico, en una cult movie. Fue elegido dentro de las 20 mejores películas latinoamericanas de todos los tiempos. Por otro lado pienso que La oveja negra es superior técnica y artísticamente. Y pienso que la mejor va a ser Pandemonium- afirma Chalbaud, mientras en su mirada se percibe la obstinada pasión de un hombre obsesionado por hacer películas... puro cine.

Cuestionario

A Román Chalbaud le causa gracia responder a este cuestionario que tantas veces oyó en Actor's Studio.
- Amor
- Odio
- Novelista
- Verdugo. Las palabras vanas, cuando la gente hace verdaderos monólogos y hablan sin parar, lo cual me aturde.
- La música
- Te estábamos esperando...
El extraño sofá de Lee Strasberg

El apartamento esta iluminado por la luz amarilla cobriza que entra por las ventanas. Lee Strasberg esta sentado en un sillón y Chalbaud se encuentra recostado en un pequeño sofá blanco. Ambos observan como Ana prepara a los niños para bajar a Central Park. Ana los lleva a la puerta y desde allí se despide. Los niños llamados David y Michelangelo, corren hacia el ascensor. Es en ese preciso instante cuando Chalbaud tiene valor para preguntar, con cierto ardor fetichista:
RC: Una vez me comentaron que poseías cosas de Marilyn Monroe ¿es verdad o es cuento?
Strasberg mira el rostro de Román, lo estudia durante varios segundos y responde:
- Estás sentado encima de una de esas cosas.
Hilda Vera, La Garza
RC: A comienzos de los años cincuenta conocí a Hilda Vera. Ella vivía en Ciudad de México donde hacía teatro y cine. Acababa de ganar el premio como la mejor actriz teatral cuando fue contratada por Luís Guillermo Villegas Blanco para interpretar el segundo papel femenino en Luz en el páramo, película venezolana que el director mexicano Víctor Urruchua iba a dirigir en nuestro país y que también protagonizaría Luís Salazar. Yo tenía unos veinte años de edad y me habían contratado para que fuera asistente del director. En mi vida hay muchas mujeres de gran significación. Mujeres como mi madre que me han ayudado a ser lo que soy. Mujeres que me han dado su sabiduría o su ternura. Mujeres que me han inspirado muchos de los personajes de mis obras. Una de ellas es Hilda Vera. Para ella escribí La Danta, de La quema de Judas, que ella interpretó estupendamente en el teatro y en el cine; Glafira, de Sagrado y obsceno, es un personaje que ella doblaba con mucha gracia y sentimiento; y La garza, de El pez que fuma, es su gran creación. Los tres caracteres son mujeres de la vida. ¿Por que siempre me das papeles de prostituta?, me preguntaba Hilda, y nos moríamos de la risa.
Cuando Sean Connery vio El pez que fuma, en la sala privada de Blancica, sintió una gran atracción por Hilda Vera. '¿Quién es esta actriz?', preguntó. Y al terminar la cinta dijo:
- La muerte de esta mujer solo es comparable a la muerte de Greta Garbo en La dama de las camelias.
Me gustaría hacer muchas películas más con Hilda Vera, pero la vida nos hace terribles jugarretas. Ella ya no esta con nosotros pero están La Danta, Glafira, La Garza. Que son ella misma y están vivas. (Fragmento de un texto).


Darío Pignotti
Página 12

El director de la miniserie Amores de barrio adentro, Román Chalbaud, dice en este reportaje que su programa busca provocar la participación política. De fondo, el referéndum (del 15 de agosto) revocatorio del mandato presidencial y la guerra de los medios

"La revolución será televisada." En la guerra mediática venezolana Hugo Chávez echó mano de un arma melodramática: el canal estatal acaba de estrenar una miniserie sobre el romance entre una joven chavista y un "ni-ni", alguien que no es oficialista pero tampoco "escuálido" (opositor).

"Amores de barrio adentro" es una historia ambientada en Caracas poco antes del golpe de Estado de 2002", resume Román Chalbaud. Es el director de la tira que sorprende por el suceso de audiencia compitiendo con los inveterados culebrones, casi tan exportados como el petróleo.

El programa, lanzado en plena campaña por el referéndum donde se decide el futuro del gobierno, está en boca de todos: para la oposición no pasa de un "panfleto oficialista"; Chalmaud rebate: "No hago panfleto, hago realismo, algunos consideran que hago realismo sucio, creo que no hay realismo limpio". El director, que es una celebridad del cine venezolano, no posa de neutral, se proclama chavista y admite estar en el combate propagandístico. Con Amores... se propone quebrar la indiferencia de los "ni-ni", que en las encuestas sobre el referéndum son mayoría, y arrastrarlos hacia su causa. Durante un extenso diálogo con Página/12, en un descanso de la grabación, Chalmaud atravesó la realidad desde Chávez hasta el magnate televisivo Gustavo Cisneros, ironizó sobre la "Venezuela saudita" del pasado, consideró a Simón Bolívar un líder mediático y deploró la estética "mentirosa" de la TV privada. Pero en cada respuesta volvió al referéndum y la necesidad de aplacar las crispaciones.

–¿La fractura de la sociedad venezolana es irreversible?
–Amores de barrio adentro habla de esa sociedad polarizada, de la violencia y de la reconciliación. Es una historia que transcurre en dos mundos enfrentados pero separados por una calle. De un lado una urbanización, una villa como dicen ustedes, y enfrente un barrio de clase media alta. Aquí los chavistas, más allá los "escuálidos", eso es algo común en Caracas. La heroína vive en la urbanización, estudia sociología y realiza una encuesta sobre amor y paz en tiempos de revolución; el muchacho es un periodista "ni-ni" que vive enfrente. El estaba haciendo un documental cuando es echado del canal por entrevistar a una chavista. Los dos discuten, él le reprocha su agresividad, ella le critica su falta de compromiso. Pero al final el amor todo lo puede (riendo).

–¿Chávez va a participar de Amores...?
–La serie tendrá 53 capítulos, recién vamos por el cuarto. Tal vez en algún momento sea convidado a participar, no lo sé aún.

–¿Y el público "escuálido"?
–Ellos reaccionaron bien, porque no hacemos un panfleto, no pintamos a todos los escuálidos como villanos, sino como seres humanos con sus problemas y sus contradicciones. La idea del autor Rodolfo Santana es no hacer una caricatura, sino una historia que permite que los venezolanos se vean a sí mismos.

–¿Hay algo de herejía en hacer espectáculo con la revolución?
–Tratamos de acompañar la estética realista con las posibilidades que da la tecnología actual, eso nos permite contar lo que nos pasa y también hacer un espectáculo. Yo soy heredero del neorrealismo italiano, me formé con Roma, ciudad abierta de Rossellini, pero también creo que se debe hacer algo atractivo, mis películas y mis obras de teatro (El pez que fuma, Cangrejo) han tenido muy buena taquilla. No estoy de acuerdo con el realizador cubano García Espinosa que dice que no importa la calidad estética, sino la ideología.

–¿Usted fue un "ni-ni"?
–No soy un chavista de la primera hora. Uno siempre tuvo algún resquemor hacia los militares. Pero al ver las bajezas, las suciedades que hicieron en la oposición decidí tomar una posición a favor de este proceso.

–¿Teme que el referéndum termine en una guerra civil?
–Al contrario, estoy percibiendo más tolerancia, hay lugares del este caraqueño como Alto Prado y Colinas de Bello Monte donde los chavistas de clase media, que los hay, han puesto sus propagandas en favor del "no" y nadie los agredió como ocurría hace poco. Aunque el peligro mayor es una invasión.

–¿Es verosímil un desembarco de EE.UU.?
–Es posible una invasión norteamericana, pero para eso tendrían que matar por lo menos 500.000 personas. Hay mucha gente dispuesta a dar la vida.

–¿Usted está dispuesto?
–Por supuesto que sí, tengo 73 años y defiendo lo que se está haciendo.

–¿Una victoria abrumadora de Chávez puede degenerar en un pensamiento único de la revolución?
–No creo que exista ese riesgo. Esto todavía es un proyecto que se está gestando, hay errores como en toda gestación, pero se está construyendo una democracia participativa y no una parodia de democracia. Creo que van a fortalecerse nuevos proyectos de cine, de TV, que rompan con la estética del consumismo. Queremos contar nuestra realidad, estamos haciendo cosas divertidas. En Venevisión (TV oficial) hay varios humorísticos, La hojilla, El ojo pelao, se ironiza la realidad, nos permitimos reír de la desinformación, de las telenovelas absurdas, de una mentalidad colonizada.

–¿Una suerte de "imaginario Miami"?
–Durante años los venezolanos soñaban con Miami, nos llamaban "los indios tabarato" porque comprábamos todo. Vivíamos en una "Venezuela Saudita", sólo se pensaba en dinero, en consumo, en centro de compras. Chávez logró algo mágico haciendo renacer las ideas, inventando un imaginario nuevo.

–¿Quién inventó a Chávez?
–Hugo Chávez es una creación de Carlos Andrés Pérez (ex presidente), de su corrupción, de su traición a los ideales. Chávez sabe comunicar al pueblo su compromiso, recuperó el latinoamericanismo, ha restaurado la historia de Simón Bolívar y de San Martín.
–¿Bolívar sería un buen político mediático?
–Sería de primera clase, sería un maravilloso comunicador. Fue terrible cómo la oposición bajó todos los símbolos bolivarianos el día del golpe. Está en preparación un programa de TV con Simón Bolívar y Simón Rodríguez caminando por la Caracas de estos días.

–¿La TV fue incluida en el guión de Amores...?
–Hay una señora de clase media alta obsesiva con la TV, que tiene cuatro aparatos y compró otro para el baño. Ella sólo ve canales de la oposición. Evidentemente en eso quisimos hacer una parábola sobre (Gustavo) Cisneros (empresario televisivo antichavista) y las TV privadas. Viendo esos canales ella descubre que la mentira estaba en su propia casa cuando ve a su marido en una marcha chavista.

–Fue peor que pescarlo con otra mujer.
–Para ella ser chavista es peor que el adulterio. En Amores... hablamos de la hipocresía de parte de la sociedad pero también de la mentira en la TV. En el golpe del 2002 la TV privada fue cómplice y ocultó la reacción popular en favor de Chávez.

–Un documental sobre el golpe se titula La revolución no será televisada. ¿Esta vez lo será?
–Creo que esta vez la revolución será televisada

Entrevista a Román Chalbaud

Ernesto Villegas - En confianza VTV
Caracas, 30 de junio de 2003

EV: A esta hora damos la bienvenida al maestro Roman Chalbaud, cineasta, dramaturgo, director de 19 películas y unas 14 obras de teatro. Bienvenido.
RCh: Encantado, mucho gusto.
EV: ¿Cómo está? ¿Cómo ve la situación del país?
RCh: Por un lado muy buena y por el otro muy mala. El lado bueno es que estamos viviendo cosas que estaban ocultas, que estaban invisibles, que no nos las dejaban ver, nos habían ofrecido la gran Venezuela y un día se descubrió que la gran Venezuela era un queso grullere, lleno de huecos por todas partes, y entonces lo que era invisible ahora se volvió visible. Y los que invisiblemente robaban en aquella época, hoy están muy molestos y están tratando de que este proceso no continúe, y por eso digo que hay una parte buena y una parte mala. Otra parte mala es, desde luego, esa furia, esa violencia entre unos y otros, que pienso que debe terminar porque es dañina para todos los campos. Pero yo estoy muy contento de que este proceso ocurra y que se ponga a la luz todas esas cosas que estaban ocultas, y que nosotros los cineastas denunciamos mucho en nuestras películas.
EV: Está en el tapete la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, ¿sorprendió a alguna gente ver una entrevista en la prensa a su persona, en la que usted manifestaba apoyo a este proyecto?
RCh: Sí, cómo no.
EV: ¿Por qué?
RCh: Porque es necesario, no puede ser, la libertad no es libertinaje. Yo decía que si a tu hijo le gusta chapotear en el lodo, tú no le puedes echar más lodo encima: No, chapotea en el lodo, a él le gusta. Entonces eso pasa con la televisión y ese es el rating. Cuando nosotros hacíamos televisión desde el año 53 y no existía el rating, la programación era cultural, pero no cultural en el sentido fastidioso, era amena y al mismo tiempo que entretenía estaba educando a la gente, y la televisión poco a poco se ha ido convirtiendo en eso, en un gran lodazal donde hacemos que nuestro pueblo le guste chapotear en el lodo todo el tiempo. Y como a todos nos gusta chapotear en el lodo, una gran mayoría de la gente se dejan vislumbrar por esos alardes técnicos, por esa gracia barata y nos lleva realmente a un camino no muy bueno para el cerebro del venezolano.
EV: Muchos artistas salen en cuña en la televisión, condenando ese proyecto de Ley, lo llaman Ley mordaza, e incluso llegué a ver en Anzoátegui unas vallas donde el Colegio Nacional de Periodistas regional decía: "Queremos ver el Clon, queremos ver tal programa, no aprueben esa Ley..."
RCh: Yo creo que no la ha leído bien, yo no pienso que hay mordaza por ninguna parte. Yo pienso que es necesario regular ciertas cosas porque no puede ser que por poder económico la gente pueda hacer lo que le dé la gana.
EV: Ahora, hay un principio muy arraigado en el mundo del espectáculo y la televisión que es de la autorregulación, que las empresas mismas se dan su regulación y que el Estado no debe intervenir en esas cosas.
RCh: Sí, pero eso también produce la autocensura, porque ya cuando uno trabaja con esas premisas entonces ya uno se va autocensurando porque sabe que hay cosas que no se pueden decir, porque a los patrones, que son dos los que hay, los dos grandes patronos, no les gustaría sacar este programa, y entonces hay que hacer lo que ellos quieren, y eso no está bien. Está bien que haya libertad, desde luego que la tiene que haber y la hay, pero no llegar hasta ese punto.
EV: Mire, y usted que es un hombre que vive de eso, ¿qué reacción ha recibido luego de esa entrevista en la prensa, en la que de alguna manera se marcó incidente, marcó disidencia frente al grueso de la gente?
RCh: Es que yo siempre he tenido esa aptitud, yo creo que eso no sorprende, quizás mucha gente no lo sabía, pero a través de mis películas yo he denunciado, y de mis obras de teatro desde los años 60, y las películas de los años 70, he denunciado la corrupción, he denunciado las injusticias que se han cometido contra el pueblo venezolano.
EV: ¿Qué es lo que pasa, Chalbaud, con el cine venezolano, que uno no ve producción así abundante en estos últimos tiempos?
RCh: Nosotros habíamos llegado a un arreglo firmado, a un contrato con los escribidores y exhibidores, a finales de los 70 donde de la taquilla se sacaba el 6.6% para el Fondo de Fomento Cinematográfico, y con eso era que se hacían las películas. A medidas que las películas venezolanas fueron teniendo éxito, y en el año 86 de las diez películas mas taquilleras, 7 fueron venezolanas, por supuesto quedó relegada un poco la producción holliwoodense, porque los 7 puestos de los 10 eran cine nacional, cosa insólita, que no había logrado ni el cine mexicano, ni el argentino, ni el español. Bueno, a partir de ese momento los distribuidores exhibidores decidieron quitarnos el 6.6 de la taquilla que habían firmado, y ellos después fueron demandados, pero son demandas que no conducen a ninguna parte. Justamente, pasado mañana, miércoles, vamos a tratar todo los cineastas, llevamos al Congreso la reforma de la Ley de Cine, porque cuando la Ley de Cine se aprobó, se aprobó chucuta, había 2 articulados que fueron quitados antes de que la Ley se aprobara, uno es: que la televisión debe ayudar al cine venezolano como en todas partes. En España hay lo que se llama derecho de antena, cuando se va a hacer una película española, algún canal español dice yo pongo el 50 por ciento de esa película, pero esa película es mía después cuando vaya a los canales de televisión.
EV: Esa aspira usted que se incluya acá en Venezuela.
RCh: Sí, y aspiramos todo, y estaba incluida pero la quitaron en el momento de la aprobación de la Ley.
EV: ¿Y quién presionó para ello, canales venezolanos no están interesados en eso?
RCh: Evidentemente, no están interesados. No están interesados en la producción independiente. Aunque nosotros hemos demostrado con nuestras películas que dan rating, y son pensadas por nosotros. Cuando nosotros somos contratados por la televisión, tenemos que hacer lo que ellos piensan y no lo que nosotros pensamos. Para que la televisión siga ese ritmo de gran rating que dicen ellos, que no siempre es así, por supuesto, pero que no sea novedoso, que no haya nada nuevo.
EV: ¿Cuál fue su última película?
RCh: Pandemonium.
EV: ¿Y no hay una película que quisiera hacer?
RCh: Sí, muchísimas.
EV: ¿Cuál se le ocurre en medio de toda esta situación que viven los venezolanos?
RCh: Bueno, yo tengo los derechos de Maisanta, que se los compré a Tapia para hacerla.
EV: José León Tapia.
RCh: A José León Tapia, cómo no. También tengo un guión muy hermoso que se llama "Las 13 fieras", que es de Juancarlos Gené, yo se lo encargué en el año 84, es sobre Martín Espinoza, aquel que traicionó la revolución cuando Zamora y Zamora lo mandó a fusilar, y es un guión muy hermoso y espero poderlo hacerlo algún día. Ahora, en mi mente, yo quisiera hacer la vida de Sucre, la vida de Teresa Carreño, las Lanzas Coloradas, pero necesitamos muchos recursos que no tenemos.
EV: Nosotros no tenemos tiempo, vamos a una pausa y regresamos ya con Román Chalbaud.
EV: Continuamos con Román Chalbaud. ¿Qué está haciendo Román Chalbaud últimamente?
RCh: Bueno, estoy escribiendo con Ibsen Martínez una telenovela que se llama Juana y Valentina, que nos encargaron para México, justamente acabamos de estar en México y la estamos escribiendo desde aquí, vivimos aquí y la mandamos por Internet. Pero ahora vamos a volver a México, a Guadalajara, Jalisco, porque la novela empieza allí, para empaparnos de ciertas cosas ¿no?
EV: ¿Y qué tal le va con Ipsen? Son amigos ustedes ¿no?
RCh: Somos amigos desde los año 70, desde que Ipsen empezó.
EV: Tienen diferencias políticas, por supuesto.
RCh: Sí, pero no muy notables y nos llevamos muy bien y dentro de un gran respeto como debería ser ¿verdad?
EV: Volviendo al tema del cine nacional, usted me corrige, comparo un poco el cine nacional con el Presidente Chávez, porque de alguna manera tiene su público, usted dice que las películas venezolanas son de altísimo rating, de altísima audiencia y taquilla, pero no responden a los cánones estéticos de la industria de la comunicación, siempre se dice del cine venezolano que hay muchos ranchos, que hay violencia y la gente siente, alguna gente, sobre todo la clase media, cierta distancia. ¿Estoy en lo cierto?
RCh: Sí, yo fui a ver en estos días la película irreversible, que es una película francesa muy fuerte...
EV: Horrible me dijeron que es.
RCh: ...al principio yo me sentía muy molesto porque uno fue educado de una manera; pero a medida que fui comprendiendo la película, vi que era una magnífica película, está muy bien hecha, una película muy difícil...
EV: Me dijeron que había una violación que dura 20 minutos.
RCh: Sí, dura 10 minutos y es un rollo completo, se salieron varias parejas del cine y una pareja que estaba atrás se levantó furiosa y dijo: "¡Esto parece una película venezolana!".
EV: ¿Cómo se sintió usted cuando escuchó eso?
RCh: Bueno, me reí, porque es francesa la película, y esas cosas pasan en todas partes del mundo ¿no? La violencia no es solamente venezolana, en todas partes del mundo hay l os problemas que también nosotros vivimos con diferencias ¿no?
EV: Lo que pasa es que hay cierta gente que prefiere la violencia de por ejemplo "Arma mortal", que estallan 8 carros y los tipos siempre resuelven las cosas de una manera muy particular ¿no?
RCh: Allí todo está basado en los efectos especiales y los personajes no son humanos; la violencia del cine venezolano es con personajes humanos, y con un estudio sociológico de cómo somos. Y lo que tú hablabas de rating, por ejemplo, "Carmen la que contaba 16 años", una película que yo hice por allá por los años 70, 80, no me acuerdo, ganó el rating por primera vez en 23 años le ganó el rating a "Radio Rochela", y en ese momento los canales empezaron a comprar película venezolana. Pero lo perfecto sería que nosotros fuésemos productores independientes y que nos dejaran hacer las películas y que nosotros no se las vendiéramos por la cantidad que se las vendemos a los canales sino por una cantidad mayor. Te pongo un ejemplo, si Carmen daba más rating que Julio Iglesias, y a mí me la compraban por 5.000 dólares, y a Julio Iglesias le tenían que pagar 150.000 dólares, y tenía unos puntos de rating menos que yo ¿entiendes? Entonces es una gran injusticia. Pero tú por ser venezolano, por ser de aquí: "No, no, pero esa es venezolana..." Te la pagan no en 150.000 dólares sino en 5.000 dólares.
EV: Ahora, ¿por qué el cine venezolano tiene esas características de enraizar esa violencia prácticamente constante, no sé si exagero, con las causas que la producen, y digamos, enrostrarle a la gente la marginalidad y la pobreza que existe en Venezuela?
RCh: Si tú agarras la lista de 200 películas hechas en Venezuela en los años 70, se hacían 10 al año, años 70 y 80, solamente un 30% tratan ese tema, pero son las que han ganado más premio y las que han ganado más dinero, y las que están mejor hechas, y entonces eso contribuye a que el público las vaya a ver y se interese por ella. Ha habido miles películas venezolanas muy hermosas como "Oriana", de Fina Torres, "Manuela Sáenz", de Diego Risque, que tuvo mucho éxito, por supuesto; pero ninguna ha llegado a los límites que han llegado las películas que tratan sobre la violencia, porque la gente se ve reflejada en un espejo, porque no es solamente la violencia, es nuestra manera de ser, es nuestra manera de hablar. A la gente no le gusta la grosería en el cine venezolano, pero en el cine americano hay miles de groserías que no traducen y como no las entienden no les importa; o hay esa clase media alta que prefiere ir al cine en Miami, o en Nueva York, o teatro en Miami o Nueva York y te dicen, yo no veo teatro en Venezuela, yo voy a Brodway a ver teatro, y eso es lamentable.
EV: La gente que rechaza el cine venezolano es más o menos la misma que rechaza a Chávez, volviendo a la comparación que hacíamos al principio.
RCh: Bueno, no me atrevería a hacer eso, pero sí hay algo de verdad en esa suposición, es una suposición, pero puede haber algo de cierto.
EV: ¿Y qué nos dice usted sobre ese rechazo en que consiste la figura del Presidente en un sector importante de la clase media, media alta?
RCh: Bueno, ese rechazo ha sido basado en la televisión. Si yo anuncio por la televisión una crema dental que se llama Román Chalbaud, que no existe hasta el momento pero yo la empiezo a anunciar, y la hago, la puedo hacer famosa y hacer que todo el mundo use esa crema dental; lo que tú vendes por televisión llega a millones de personas y por supuesto convence a millones de personas. Entonces yo pienso que el señor Presidente le han hecho una campaña feroz, una campaña mortal con cómicos que lo imitan, se han burlado de él, han hecho que un gran sector del público lo tome a chacotas, que le irrespete...
EV: ¿Y él mismo no ha contribuido a eso?
RCh: Ha contribuido un poco, es cierto. Pero, por ejemplo cuando hubo lo del golpe del 12 de abril, él dijo que él también había cometido muchos errores, lo confesó y fue muy sincero, yo creo que Chávez es un hombre que es muy sincero, y entonces lo han pintado como un insincero, como un militar terrible, como un dictador... y no es ninguna de esas cosas, eso es falso, eso es mentira; que no sabe hablar, y a veces se expresa estupendamente yo le he oído hablar en los discursos por televisión en el exterior, y muy bien.
EV: Chalbaud tenemos que hacer una pausa y al regreso yo quisiera que usted que conoce a mucha gente, supongo, del medio artístico, a la maquinaria, digamos, industria que está en los canales de televisión, ¿por qué su actitud? ¿Pudiera usted contarnos cuál es su apreciación acerca de las motivaciones que hay detrás de esas campañas, esa situación, digamos, de ferocidad también frente al Gobierno y frente a los sectores que lo apoyan? Vamos a la pausa y regresamos. Último segmento con Román Chalbaud. Empresas periodísticas, intelectuales, artistas, directores, cineastas ¿tienen una actitud más o menos homogénea de ferocidad no sólo del Presidente sino frente a la gente que lo siguen? ¿Por qué? Usted que viene de ese mundo.
RCh: No, yo pienso que no, que hay mucha gente, lo que pasa es que mucha gente que piensa de otra manera no le dan cabida en los periódicos ni le dan cabida en la televisión. Pero yo pienso que hay mucha gente que no conocemos, o mucha gente que se está gestando que piensa de esa manera. Pero si todos los medios están en contra de algo, seguramente dentro de esos medios está prohibido hacer un elogio de algo que ellos combaten ¿verdad?
EV: Tenemos llamadas del público. María González, desde Maracay, dice: "La Ley mordaza fue establecida en gobiernos anteriores sin consultar a los ciudadanos venezolanos, ahora estamos disfrutando de una verdadera libertad de expresión. ¿Usted cree que hay libertad de expresión en Venezuela?
RCh: Sí, totalmente.
EV: Hubo un atentado a la periodista Marta Colimina el viernes pasado, ¿qué nos dice usted, qué opina de eso?
RCh: Bueno, cualquier atentado es lamentable, pero en este caso a mí me parece como un teatro, porque cómo es posible que una gran cantidad de hombres rodean un carro tan pequeño y en realidad no hagan nada ¿verdad? Yo creo que es un teatro el que se montó.
EV: Desde Caricuao, Ilen Paredes: "Estoy de acuerdo con la Ley de Contenidos porque hubo un programa en un canal privado donde dijeron la palabra ninfómana, mi hija de 11 años me preguntó qué significaba y no supe qué contestarle, además hay demasiada censura". Cumbre de Curumo, de allí llama Alicia y Valentina, las dos y felicitan al señor Román Chalbaud por su ética y trayectoria tan hermosa, siga adelante, le dicen. Juan Barrios, desde Maracay: "¿Existe la posibilidad de financiar el cine venezolano con cooperativas y organizaciones de esa índole?"
RCh: Podría ser, sí.
EV: ¿No hay cooperativas de cineastas?
RCh: Sí han hecho, salió una película donde faltaba dinero y todos los técnicos se unieron e hicimos como una cooperativa ¿no?
EV: Celeste, de Maracaibo: "A la Ley antigua le colocan la portada de la Ley nueva". Felicitaciones "En Confianza" y "La Lámpara de Diógenes". Desde Maracaibo la señora Claudia: "Felicitaciones por la valentía que ha tenido en reconocer que la Ley de Responsabilidad Social es buena porque es bien sabido que los medios ahora lo van a atacar". Ilda Goitía, desde Maracay. "Aquí el canal local ha adoptado el estilo de programación de los canales privados. Deseo con todas mis fuerzas que se apruebe la Ley de Responsabilidad Social y nos saque de esta programación vulgar". Desde el estado Anzoátegui, Josefina Matute: "TV no pasa películas venezolanas, solo mexicanas, ¿por qué no transmite películas de nuestro país que son tan buenas?"
RCh: Buena pregunta...
EV: Vamos a tratar de responder.
RCh: Y hacer telenovelas aquí, pero buenas telenovelas. Y me acuerdo cuando Cabrujas hizo "La Dueña", y el Canal 8 ganó rating por primera vez con novelas.
EV: ¿Usted estaría dispuesto a dirigir una novela acá?
RCh: Cómo no, si es lo que me guste y que el tema sea bueno, cómo no, claro que lo hago.
EV: Jesús Peñalver desde Los Caobos: "Maestro, muchas gentes anhelados, deseamos y reconocemos que usted dirige una película de Teresa Carreño que este año cumple 150 años". Y desde Catia, David Bello: "De volver a hacer películas venezolanas contrataría nuevamente a los actores que siempre incluía dentro de ellas, como Orlando Urdaneta y Miguelángel Landa, ¿por qué siempre contrataba a los mismos?
RCh: Bueno, no es que contrataba a los mismos, Miguelángel y yo, y César Bolívar fundamos nuestra compañía Gente de Cine en 1973, con la cual hicimos muchísimas películas.
EV: ¿Y con Orlando?
RCh: Y Orlando lo llamamos, yo a Orlando lo conozco desde que tenía 14 años, que él fue a hacer una audición para la "Hija del dolor", había un hijo de Eva Moreno y Edmundo Valdemar, y él ganó la audición, y allí empezó el a trabajar, él venía de Bambilandia. Por cierto, tengo tiempo que no lo veo y lo voy a regañar porque está haciendo cosas indebidas.
EV: Cuando él habla, usted que lo conoce tanto, ¿el está hablando en serio? Porque uno lo ve y es muy furibundo y él era una persona afable al menos de los ojos del público, y entonces uno no sabe si él está hablando ahí el político o el actor. ¿Qué cree usted?
RCh: Bueno, yo te voy a confesar una cosa, yo no lo veo, porque me da mucho dolor, sí, me parece que hay como una gran farsa, con una comedia del arte, una cosa que a la gente tampoco le agrada mucho, a ningún tipo de personas, y más bien creo que eso le ha causado daño a él mismo.

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