Ramón Palomares


Ramón David Sánchez Palomares (Escuque, Trujillo, 1935), poeta venezolano, Profesor jubilado de la Escuela de Letras de la ULA, Mérida. Contribuyó a la formación del grupo Sardio y la revista homónima (1958-1961), conjuntamente con Adriano González, Salvador Garmendia, Guillermo Sucre y Francisco Pérez Perdomo, entre otros; quienes luego formarían El techo de la ballena. Ha colaborado también en El Farol, Papel literario, Poesía de Venezuela y Revista Nacional de Cultura. En 1935 recibió el Premio Municipal de Poesía por su libro Paisano y en 1974 el Premio Nacional de Literatura.

OBRA PUBLICADA: El Reino (1958), Paisano (1965), El ahogado (1964) Honras fúnebres (1965), Santiago de León de Caracas (1967), El vientecito suave del amanecer con los primeros aromas (1969), La rana, el tigre, los muchachos y el juego: mito de los indios makiritares (coautor con David Alizo, 1969), Poesía (1973), Adiós a Escuque (1974), Poesía (1977), Elegía 1830 (1980), El viento y la piedra (1984), Mérida, elogio de sus ríos (1985), Alegres provincias: homenaje a Humboldt (1988), Trilogía (1990), Lobos y halcones (1997).

EL PATIECITO


Me dijo mi padre el Dr. Ángel:

-¿Qué hacés Rómulo?

-Estoy desyerbando el patiecito,

voy a sembrar.

-Pero...

-¿Adónde está lo que te di Rómulo?

¿De qué estás viviendo?

-Bueno, soy escribiente padre.

Escribiente.

-Entonces,

no fuiste lo que yo soñé.

-Ay padre, lo que soñaste se lo llevaron las aguas.

Ahora sólo hay malezas,

malezas ¿ves?

Estoy limpiando el patiecito.


ENTRE EL RÍO



Voy a entrar en un río

me quito la ropa y entro y le abro la puerta

y miro dentro de su casa

y voy a estar sentado en las sillas negras

y en los espejos;

cuando hable escucho qué dice y qué quiere

y como manda a todos

y dice que se va a remolinear

y veré cuándo sus patas empiecen

a despedazar la ladera.


Tomaré agua de su corazón

y me beberé su cuello

y haré gárgaras y escupiré adentro

y en los ojos le pondré piedras

y le quitaré los diamantes y los pedazos de oro.


Y de ojos le pondré unos gatos

y veré qué vestidos se pone

y cómo hace para correr.

Y si está durmiendo le escarbaré

a ver qué sueña.


Yo vi qué come el río y vi su mesa.

Y tenía platos como guayabas podridas

y ganado muerto y casas

y todas las siembras que se llevó

y un hilo verde, muy verde como un ángel.

Me estuve sentado viendo

un gran campo que está debajo.

Y allí cantan todos

y se ponían morados.

Hasta que se oyó una voz durísimo

y salieron iglesias y calles de las nubes

y todos corrieron

y comenzó el río a decir que se

iba a morir.


PATAS ARRIBA EN EL TECHO
A Adriano González León



Yo sé dónde se encuentra

dónde está cantando ahora y comiéndose las hormigas

el pájaro que vuela arriba de las nubes

el que sabe andar por los sueños.


Estaba acostado patas arriba en el techo

murmurando que tenía ganas de matar

y espantando los perros que se le venían del cielo

y escupiendo los tigres

y diciendo:


Yo si que voy a pegarle a los perros que se me vengan

yo si que no les tengo nadita de miedo.


Y con las enormes alas azules les daba y les enterraba cuchillos

y me llamaba a mi y me decía:

Ayúdame, ayúdame.


Entonces terminó

y se puso a meterse entre todas las nubes

allá, muy lejos, cerca de una laguna.

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